Un ayuntamiento también contamina. Es un enorme consumidor de electricidad, y la obtención de esa energía no es inocua para la naturaleza. Para muchas administraciones locales, el alumbrado público es su servicio más contaminante, por la ingente cantidad de electricidad que consume.
De hecho, se estima que la mitad de toda la energía que absorbe una administración local se moviliza para dar luz en las calles y carreteras. La otra mitad se utiliza para iluminar y calentar las dependencias municipales, incluidas instalaciones deportivas como las piscinas o los pabellones.
Estos niveles de consumo obligarán en los próximos años a los alcaldes a impulsar las inversiones en ahorro energético, instalando iluminación led -que consume menos para dar una luz similar-, y sistemas de gestión más eficientes, reduciendo por ejemplo la potencia de las farolas durante la madrugada.
También urge modernizar los sistemas de bombeo de las aguas residuales
En 2008 nació el Pacto europeo de las alcaldías por el clima y la energía, un proyecto cuya finalidad es la de implicar a las administraciones locales en la transformación energética hacia modelos más sostenibles, para de ese modo revertir los peores efectos del cambio climático. La adhesión de los ayuntamientos es voluntaria, pero cuando se suman al pacto, una de sus obligaciones es la de realizar una auditoría medioambiental de la administración y sus servicios, para posteriormente poner en marcha una serie de medidas que ayuden a reducir un 40 por ciento las emisiones de dióxido de carbono (CO2) antes de 2030.
Once de los doce municipios de O Salnés y Ullán han firmado el pacto, y varios de ellos contrataron la auditoría a la empresa Inova Labs Digital, una consultora con sede en Vigo que elaboró por ejemplo el informe del Concello de Vilagarcía. Los resultados hechos públicos por este Ayuntamiento en octubre eran demoledores; a modo de ejemplo, los técnicos estiman que si no se frena el actual ritmo de calentamiento global, a finales de siglo los vilagarcianos sufrirán las llamadas “noches tropicales” durante unos tres meses al año, con los consiguientes riesgos que eso entrañará para la salud.
El equipo de Inova que ha elaborado los planes lo forman Alba Valdés Rodríguez, Alicia Caamaño Jáudenes y Javier García Villamisar. Durante meses, estudiaron los consumos de energía de cientos de oficinas e instalaciones municipales, cotejaron datos climáticos históricos e hicieron proyecciones a largo plazo, evaluaron los riesgos y las vulnerabilidades de los ayuntamientos para enfrentarse al cambio climático, y propusieron medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Consumir menos electricidad
Uno de los aspectos en los que inciden los técnicos es la reducción del consumo de electricidad, que llevará aparejado el de emisiones de CO2. A este respecto, Javier García emplaza a los ayuntamientos a aprovechar las subvenciones para cambiar las bombillas convencionales por otras led. Y es que, según datos recopilados durante este trabajo, hay municipios donde el alumbrado eficiente solo supone entre el 20 y el 30 por ciento del total. Eso sí, no basta con cambiar unas bombillas por otras.
“Esta es una medida clave, y todos los alcaldes lo están viendo, pero tiene que complementarse con otras, como la programación del alumbrado para que durante las horas centrales de la noche se reduzca el flujo de luz”, plantea el técnico de Inova Labs Digital.
Población y administraciones deben prepararse para episodios de meteorología extrema más frecuentes
Asimismo, aboga por implantar sistemas de telegestión, que permitirán variar desde un ordenador los horarios de encendido y apagado, dependiendo de la estación del año, pudiendo modificarlos si es necesario los fines de semana o en fiestas. Javier García alerta también de que los sistemas de bombeos de aguas residuales, “suponen otro porcentaje importantísimo de consumo de electricidad”, por lo que los concellos deben mejorar su gestión para reducir el coste económico y ambiental. En este caso, el consultor anima a habilitar pequeñas plantas fotovoltaicas para alimentar estas estaciones de bombeo; aligerar los flujos que reciben mediante la separación de las aguas residuales de las pluviales; o implantar sistemas de gestión a distancia de estas instalaciones.
Meteorología extrema
Los expertos también alertan de la posibilidad de que en el futuro sean mucho más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos. Alicia Caamaño, por ejemplo, sostiene que las proyecciones climáticas apuntan a que la disminución anual de las lluvias será solo de entre un 3 y un 5 por ciento, pero que durante los veranos lloverá hasta un 30 por ciento menos. Esto significa que las sequías serán mucho más severas y prolongadas, y que en invierno lloverá con una intensidad mayor que la actual.
Por ello, los técnicos instan a las administraciones a adoptar medidas también para ese escenario. “Los periodos de sequía serán más largos, y eso tendrá efectos sobre la agricultura y el medio ambiente”, alerta Alicia Caamaño. También avisa del efecto del calor excesivo sobre la salud de las personas más vulnerables, como los ancianos, los niños o los enfermos crónicos. Por ello, entiende que las administraciones deberán lograr que el aislamiento de los edificios del futuro sea mejor, para ayudar a crear ambientes más confortables.
Alba Valdés destaca que las auditorías se completan con una serie de encuestas telemáticas abiertas a los vecinos, y que están gratamente satisfechos con la respuesta social obtenida. “No se trata solo de concienciar a los equipos de gobierno, sino de implicar a todos los ciudadanos en estas medidas para frenar el cambio climático”.
Amplio respaldo de O Salnés y Ullán al Pacto por el Clima
De los 12 ayuntamientos de O Salnés y Ullán, solo falta por firmar el pacto el de Pontecesures, según la relación oficial que la organización ha hecho pública en su página web. La empresa Inova Labs Digital elaboró los planes de una veintena de municipios, entre ellos los arousanos de Vilagarcía, Cambados, Ribadumia y Valga. En lo que respecta al total de Galicia, se han sumado al Pacto 270 de los 313 concellos de la comunidad.
Para elaborar los planes, hay una primera y exhaustiva fase de recogida de información. Así, los técnicos extraen datos de consumos de electricidad o gasoil de las facturas municipales, así como de las tablas históricas de las agencias de meteorología. Posteriormente, se realizan una serie de cálculos para transformar esos datos en toneladas de CO2 expulsados a la atmósfera o en proyecciones climáticas a largo plazo.
Las recomendaciones que realizan los técnicos no son consejos para evitar un riesgo difuso y lejano, sino que ayudarían a resolver problemas presentes y concretos. Por ejemplo, con los paneles fotovoltaicos en los edificios públicos se reduciría la factura eléctrica, ahora mismo abultada tras la escalada del precio de la luz; y con bombeos más eficientes y redes de saneamiento separadas, las inundaciones serían menos graves y más infrecuentes.
