La Ruta do Viño Rías Baixas aprovecha el Samaín para incentivar la promoción enoturística.
Lo hace planteando una “ruta de miedo” para pasar “un Halloween divertido”. Y lo logra “cambiando mansiones terroríficas por pazos encantados; bosques tenebrosos por viñedos infinitos; y oscuras mazmorras por bodegas centenarias”.