A Illa cuenta con un pasado conservero muy importante, que va desde los restos de las grandes fábricas que se asentaron en el municipio hace más de un siglo hasta las casas modernistas de la calle Marqués de Bradomín. El elemento más importante de estos vestigios es la antigua fábrica de Goday, la primera que existió en Galicia y que está convertida hoy en un centro de interpretación de la conserva. En esas dependencias, el Concello de A Illa ha ampliado sus fondos, adquiriendo en cesión cuatro piedras litográficas con las marcas de antiguas fábricas de conservas de finales del siglo XIX y XX.

Esas cuatro piedras se encontraban en los fondos del Museo do Pobo Galego y pertenecen a marcas que se elaboraban en A Illa de Arousa, como por ejemplo “Pescadores de Galicia", de Conservas Goday;“El Naval”, registrada por la fábrica “Otero Diz y Otero”; o “La Nena, perteneciente a la fábrica Benito Guillán Dios. Estas matrices litográficas son un legado de la empresa metalográfica viguesa “La Artística S.A.”, que fue pionera en la elaboración de envases de hoja de lata y en el diseño de las marcas mediante técnicas litográficas, que consistían en trasladar los diseños desde las matrices a las planchas de metal para después elaborar los envases. Las piedras son todo un ejemplo de sociología ya que en sus dibujos se desprende una importante información sobre la sociedad, las costumbres y los estilos de la época.

Estas cuatro piedras no son las únicas piezas litográficas que se pueden ver en el Centro de Interpretación da Conserva de A Illa, ya que hay otras dos expuestas como ejemplos de la serigrafía de la época. Las dos también proceden de la empresa viguesa “La Artística”.

Rosa Nieto, Directora general de friscos, fue la artífice de la cesión de las autoclaves. Pertenece a la cuarta generación de los descendientes de Francisco Otero Mariño, fundador de Conservas Otero y original de A Illa

Además de ampliar la colección de piedras litográficas, el centro también ha recibido la donación de varios autoclaves de la empresa Friscos de Catoira. El Concello llevaba mucho tiempo tratando de conseguir algún ejemplar de esta maquinaria industrial, ya que una de las innovaciones que introduce la fábrica de Goday cuando abre sus puertas, en 1879, es este método de conservación importado de Francia por Juan Goday Gual. El procedimiento consistía en cocer con vapor la sardina en las autoclaves antes de ser introducidas en las latas. La incorporación de estas máquinas y de otras de cierre hermético convirtió la fábrica de Conservas Goday en la primera de producción industrial de toda Galicia.

Una de las piedras litográficas cedidas por el Museo do Pobo Galego

Rosa Nieto, directora general de Conservas Friscos, fue la artífice de esta cesión por sus vínculos con el municipio. Nieto pertenece a la cuarta generación de los descendientes de Francisco Otero Mariño, fundador de Conservas Otero y original de A Illa, que comenzó siendo mecánico en la fábrica de Goday. Las nuevas piezas “van a permitir que el visitante pueda entender mejor como era el proceso de elaboración de una lata de sardinas a finales del siglo XIX”, explica la edil de Cultura, Rosi Viana.

Dos técnicas de turismo, contratadas por Diputación y Concello, fueron las encargadas de dar a conocer a las 6.000 personas que pasaron por el Centro de Interpretación de la Conserva, todo ese pasado con el que cuentan. La oficina de turismo estará abierta hasta el final del año.

Máquina de vapor y un documental sobre la conserva


Uno de los elementos más importantes que escondía el Centro de Interpretación da Conserva de A Illa era una antigua máquina de vapor de la marca Tangye, modelo Soho. Esta máquina era el corazón de la antigua factoría que el Concello de A Illa consiguió mantener cuando se hizo con la antigua fábrica. La máquina necesitaba una pequeña restauración y para ello se recurrió al ciclo superior de Mecatrónica del IES Fermín Bouza Brey de Vilagarcía que, bajo la supervisión del equipo formativo de este ciclo, limpiaron y restauraron la máquina. Esta joya de la revolución industrial, como la califica Rosi Viana, procedía de Inglaterra, siendo fabricada en Birmingham en el año 1879. Cuenta con una potencia de entre 30 y 40 caballos y era la encargada de proporcionar la fuerza motriz al resto de la maquinaria de la fábrica. La conserva forma parte de la cultura de A Illa, algo que se puede ver en el documental “Memorias en Conserva”, que se ha estrenado recientemente y que podrá volverse a ver en una proyección para el público mañana a partir de las 19.00 horas en el Auditorio. Dirigido por María Gutiérrez y Marcos Martínez, se trata de un homenaje, un pequeño guiño a las mujeres que trabajaron en el mundo de la conserva. En él se muestra el trabajo, su evolución en el tiempo, las desigualdades y los recuerdos de aquella época en la que la conserva era uno de los motores del municipio. “ Es un trabajo de recopilación y estudio con la finalidad de crear un patrimonio inmaterial”, señala Viana.