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Un SOS para urgir más profesorado para los alumnos con discapacidad de Carril

Cristina, Paula, Lorena, Shaila y Alfredo son padres de niños con necesidades educativas especiales del colegio de Carril. Iñaki Abella

Están desesperados. Se sienten impotentes. “Cuando la dejo en el cole y me vengo a trabajar a veces tengo ansiedad de no saber cómo está”. Son palabras de Cristina Leiro, madre de una niña de 2 años con una discapacidad reconocida del 33% que este curso empezó al colegio en Carril. La carrilexa explica que su pequeña “está diagnosticada de retraso general del desarrollo, presenta déficit de comunicación verbal y no verbal, sordera paradójica y marcado retraso del lenguaje. Especialmente, debido a las dificultades que presenta para comunicarse, es una niña que se frustra fácilmente y que, cuando lo hace, tiende a autolesionarse. A la tutora, es normal, le da miedo lo que le pueda pasar cuando no la acompaña o no la vigila”.

Tres alumnos con necesidades educativas especiales en la mismo aula

Además de esta niña (que todavía cumple los 3 años en noviembre), en su misma aula (de 4º de Infantil) hay otros dos alumnos con una discapacidad reconocida (del 34 y del 36%), por lo que una única profesora debe atender una clase de 19 niños de entre 2 y 3 años de los que tres tienen necesidades educativas especiales

Una única cuidadora presta apoyo a los tutores de seis niños con necesidades educativas especiales

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Y es que en todo el colegio (con unos 300 escolares matriculados) solamente hay una cuidadora (auxiliar técnica educativa), una pedagoga y una logopeda a pesar de que además de estos tres alumnos, hay otro en quinto de Infantil con un 75% de discapacidad y dos en quinto de Primaria que también necesitan apoyo (uno tiene un 33% de discapacidad y TDAH y otra no tiene discapacidad reconocida pero es diabética e insulinodependiente y tiene asignada una cuidadora).

Tres profesionales más

Las familias de los niños con necesidades especiales lanzan un SOS para que la Consellería de Educación incremente la plantilla de profesionales en el CEIP Rosalía de Castro al considerar que no están bien atendidos con la dotación actual. Por ello reclaman un cuidador más, así como un especialista en Audición y Lenguaje (AL) y otro en Pedagogía Terapéutica (PT).

Testimonios de los padres

Lorena Millán es la madre de un niño de 5 años que nació con Síndrome de Down. Tiene una discapacidad del 75% con un grado 3 de dependencia (el más elevado), con dificultades de movilidad y asistencia de tercera persona reconocida. Empezó a caminar con 4 años y entró en el colegio un año más tarde que los niños de su edad. Está afiliado a la ONCE por su discapacidad visual, tiene hipotonía global e “inestabilidad atlantoaxioidea con desplazamiento de C1 y C2 que obliga a extremar los cuidados en relación con el ejercicio físico y los movimientos bruscos, ya que hay riesgo de lesión medular”, explica la progenitora. “En el coche tengo que tener mucho cuidado de no dar un frenazo”, pone de ejemplo.

Menos tiempo con la logopeda

El curso pasado su hijo tenía asignada cuidadora, tres horas a la semana de AL y otras tantas de PT, pero en el curso actual el tiempo con la logopeda se ha reducido a la mitad (hora y media a la semana). “¿Se ha revisado el grado de discapacidad y dependencia que mi hijo tiene reconocido por parte de los órganos de valoración de la Consellería de Política Social?”, se pregunta Lorena, quien estaba muy contenta con la atención recibida el curso pasado (eran menos alumnos con necesidades educativas especiales para el mismo personal).

El pañal

Los niños con una discapacidad reconocida pueden llevar pañal al colegio y es la cuidadora la que se encarga de cambiárselo. Pero según el testimonio de las familias directamente afectadas (son conscientes de que el déficit de personal de apoyo también perjudica a los demás niños que no necesitan una atención especial), hay días en que los pequeños salen de clase con él mojado. “No pueden atender a todos a la vez. Yo lo entiendo, están sobrepasadas. No es culpa de las profesionales ni de la dirección del centro, sino del sistema, de la falta de personal”, recalca Cristina, madre de una alumna con problemas de desarrollo.

"No pueden atender a todos a la vez. Yo lo entiendo, están sobrepasadas. No es culpa de las profesionales ni de la dirección del centro, sino del sistema, de la falta de personal”

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Alfredo y Shaila son padres de otro alumno de 2 años de esta aula que está diagnosticado con TEA (Trastorno del Espectro Autista) y tiene una discapacidad del 34%. Tiene dislalia y no controla sus esfínteres. “Entra en tal nivel de frustración que se autolesiona”, advierten sus padres. Lo llevan una vez a la semana a un centro de atención temprana a Vigo y desde allí ya les han recomendado que sería conveniente aumentar la frecuencia de las sesiones.

Hasta los 6 años los médicos no le quieren hacer las pruebas de TDAH pero sus padres están convencidos de que sufre hiperactividad. “Es muy impotente no poder ayudar a tu hijo, no poder comunicarte con él”, lamenta Shaila.

La integración

Alfredo, el padre, denuncia que “la Xunta dice que favorece la integración, pero con lo que está ocurriendo se fomenta la segregación”.

El hijo de Paula, con un 36% de discapacidad, presenta mala conducta y serios problemas de lenguaje, según el testimonio de su madre. “Podría tener autismo” -dice-, si bien no está diagnosticado.

Sopesan movilizarse tras el nulo resultado, por ahora, de la retahíla de escritos ante Educación

Los padres han enviado escritos a distintos departamentos de la Xunta de Galicia para ponerles en conocimiento de la situación y exigir una solución que pasa por aumentar la plantilla del CEIP Rosalía de Castro con un auxiliar técnico educativo (cuidador), un especialista de Audición y Lenguaje (AL) y otro de Pedagogía Terapéutica (PT).

Así, las familias escribieron hace diez días a la jefatura territorial de la Consellería de Educación, a la Secretaría Xeral de Presidencia y a la Valedora do Pobo. Por el momento, no han obtenido respuesta alguna.

También hablaron con la orientadora y la directora del colegio, quienes consideran inadecuada la dotación actual de personal y por ello han cursado ante la Consellería “una nueva evaluación y estudio de necesidades”. Pero la contestación no ha sido satisfactoria, pues no contempla un incremento del profesorado. Ante esta situación, los padres se sienten impotentes, pero no descartan movilizarse para lograr que sus hijos reciban la atención que merecen en un centro público.

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