“¿En qué clase vas?”. Esta fue una de las preguntas más repetidas ayer en el inicio de curso en los institutos de la comarca. En el Castro Alobre, el IES más numeroso de Vilagarcía (con cinco grupos en cada uno de los cuatro niveles ESO y cuatro en Bachillerato), los estudiantes descubrieron con qué compañeros compartirían aula en las presentaciones que este año se celebraron en el patio, al aire libre, porque en el salón de actos resultaba imposible cumplir los protocolos COVID.
Bullicio y nerviosismo. Lo típico del primer día de clase. Algunos alumnos llevaban semanas sin verse y la vuelta a clase propició su reencuentro. “¡Bien!”, exclamaba muy contenta una estudiante de tercero de Secundaria en el patio del Castro Alobre cuando su tutora también pronunció el nombre de su amiga.
No obstante escucharlo no resultaba tarea baladí teniendo en cuenta el ruido procedente de los corrillos. Y ello a pesar del micrófono con el que contaban los docentes para ir llamando a los alumnos de cada grupo antes de subir a las aulas.
Los más madrugadores fueron los jóvenes de 1º de ESO y 1º de Bachillerato, a las ocho y media. Luego le tocó a 2º de ESO, 2º de Bachillerato y del ciclo formativo, y el último turno recayó en el alumnado de 3º y 4º de ESO, antes del recreo.
Sin Bachillerato de tarde
Los estudiantes de Bachillerato tienen todos horario de mañana gracias a la construcción de dos nuevas aulas que han permitido eliminar las repudiadas clases de tarde. Un espacio se habilitó en los soportales del edificio de Bachillerato y el otro en la antigua casa del conserje. Solo un grupo de Bachillerato se ha quedado en el edificio principal del centro (el resto en el inmueble dedicado específicamente a esta etapa educativa no obligatoria).
La directora del Castro Alobre, Mariola Rodríguez, admite el ajetreo del primer día de clases, si bien destaca que la jornada inaugural transcurrió sin ninguna incidencia y que el nivel de matriculación es similar al del curso pasado.
Los profesores de refuerzo, pendientes
Con respecto a la reducción de profesorado de la que se quejan muchos institutos arousanos, Rodríguez se muestra cauta y señala que “tenemos más o menos los mismos que antes de la pandemia”. En relación al año pasado son menos, pero “ya no tenemos los desdobles”, matiza la directora. La plantilla de profesores en el Castro Alobre ronda las 65 personas.
Lo que sí está pendiente en este centro es el profesorado de refuerzo: “Está solicitado y en tramitación”, admite.
Carril logra los 44 docentes in extremis
La dotación de personal docente solicitada por varios equipos directivos se realizó in extremis, lo que trastocó el inicio de curso en muchos centros, como es el caso del IES Miguel Ángel González Estévez, en Carril, donde Rosa Gómez y sus compañeros consiguieron a última hora que la Consellería de Educación autorizase un cuadro de personal de 44 profesores, dos más de los concedidos inicialmente.
La escasez de maestros y la construcción de nuevas aulas están presentes este curso en varios institutos. El carrilexo cuenta con dos clases más, lo que ha permitido a la comunidad educativa recuperar la biblioteca para su uso tradicional, así como otras aulas de materias específicas. También el Cotarelo Valledor habilitó nuevos espacios, en su caso para poder retomar la presencialidad en los ciclos de FP, que el curso pasado fueron semipresenciales.
Más de 6.000 estudiantes
Ayer regresaron al instituto un total de 6.170 estudiantes de ESO y Bachillerato en O Salnés y Ullán, una matrícula que supone un leve descenso con respecto al curso 2020-2021. La caída afecta tanto a Secundaria como a Bachillerato, mientras que la Formación Profesional crece considerablemente. En el conjunto de Galicia hay 3.000 alumnos más inscritos.
Valga lidera el aumento de la matriculación de los CRA de Galicia
Las escuelas unitarias están de moda, pues han experimentado un repunte en la matriculación mientras que la mayoría de los demás centros educativos de Infantil y Primaria sufren la tendencia contraria. Ejemplo de ello es el CRA de Valga, que lidera el incremento de alumnado en este tipo de centros en toda Galicia, al pasar de 59 niños el año pasado a 80 en la actualidad, lo que se traduce en un 35,5% más. También el CRA de Meis ha aumentado la matrícula, concretamente de 69 a 78 escolares, según los datos facilitados por la alcaldesa Marta Giráldez.
Con respecto a los colegios rurales de Campaña, Xanza, Chenlo, Forno, Ferreirós y Vilarello no solo son elegidos cada vez por más familias de Valga para escolarizar a sus hijos de 3 a 5 años, sino que también atraen a padres de otros municipios. “Tenemos niños de Pontecesures, Padrón, Catoira, Cuntis, Caldas, Rois y hasta de Vilagarcía y Teo”, recalca el director del CRA de Valga, Adrián Baloira.
El docente añade que “el curso pasado ya fuera bueno, con 25 matrículas nuevas y ante esta situación podemos decir que el futuro de estas escuelas está garantizado y no habrá ningún cierre en los próximos años”, se congratula Baloira. Descarta que el auge de las escuelas rurales esté relacionada con la pandemia. “El año pasado la matrícula ya estaba confirmada antes del confinamiento y en este curso algunos de los niños que recibimos de fuera tienen escuelas unitarias en sus pueblos a las que podrían ir, pero eligieron Valga”, presume el director, quien atribuye el éxito al proyecto educativo del CRA.
Las familias juegan un papel importante en las unitarias, pues “están muy implicadas en la actividad educativa”, y el equipo docente es uno de los pilares del CRA de Valga, integrado por seis tutoras (una por escuela) y dos maestras de apoyo, un especialista en inglés, uno en educación física, uno en música, uno en religión, una en pedagogía terapéutica, dos de audición y lenguaje, una orientadora y dos cuidadoras para alumnos con necesidades específicas.
