Hace más de dos semanas que los casos activos de coronavirus descienden de forma paulatina en el área sanitaria Pontevedra-O Salnés. Ayer también volvieron a bajar, pero por primera vez en mucho tiempo lo hicieron de forma tan tímida que el número de infecciones casi iguala al de altas médicas. Es más, en los municipios de O Grove, Sanxenxo y Cambados han aumentado el número de enfermos.
El resultado del balance diario del Sergas es que en estos momentos hay 248 personas diagnosticadas de coronavirus en los municipios del área sanitaria Pontevedra-O Salnés, solo una menos que el sábado. En los próximos días se verá si esta moderación en el descenso de positivos se debe a que han repuntado las nuevas infecciones o es un hecho puntual debido a que durante los fines de semana se dan menos altas médicas.
La vuelta de los estudiantes a colegios e institutos y las vendimias podrían agravar la situación
Lo cierto es que el balance diario del Sergas indica que en las últimas 24 horas recibieron el alta 23 personas, mientras que se diagnosticaron 22 nuevos casos de COVID-19. Esta situación no tiene repercusión por el momento en la presión hospitalaria, hasta el extremo de que solo hay siete personas ingresadas (tres en planta en el Provincial de Pontevedra, y cuatro en la UCI de Montecelo). Sin embargo, la ligera subida de localidades como O Grove, Sanxenxo o Cambados preocupa por el hecho de que pueda ser la antesala de un número creciente de contagios.
En O Grove, el Sergas notificó ayer la existencia de 13 personas con coronavirus, tres más que en la víspera; en Sanxenxo, hay 30 enfermos, cuatro más que hace solo dos días; y en Cambados son ocho los contagiados, tres más en un par de días. Esta situación no es homogénea en toda la comarca de O Salnés, y de hecho hay localidades que bajan (A Illa ya solo tiene un caso, uno menos), y Meis, cuatro (uno menos). Pero esto no evita que exista una cierta preocupación al ver como se trunca la evolución positiva que estaba teniendo la pandemia en la comarca arousana desde hace semanas.
Es más, la situación todavía podría agravarse puesto que con el final del verano se hace mucha más vida social en interiores, niños y jóvenes vuelven a clase y, en el caso de O Salnés, es época de vendimia, un trabajo que congrega a mucha gente y en el que no siempre es fácil guardar las distancias.
