Septiembre de 2019, un joven de Vilanova, Nolo Chazo, hace realidad uno de sus sueños, el de crear una escuela de arte en la que s jóvenes, o los no tan jóvenes, puedan aprender desde como se toca una batería, baile, fotografía, pintura o escenificación. Él mismo formaba parte del elenco de profesores que se presentaba en el Teatro Valle-Inclán de Vilanova, donde impartiría batería. Sin embargo, solo seis meses después, todo aquel proyecto que le llevó a dejar atrás otras iniciativas se veía interrumpida de forma abrupta a causa del coronavirus.

“Todavía estábamos empezando, no habíamos ni completado nuestro primer curso, y nos encontramos de bruces con este problema”, reconoce el vilanovés. Se paró unos meses, pensando en regresar a la actividad en el mes de septiembre de 2020. Sin embargo, un crecimiento espectacular en los enfermos de coronavirus en la comarca obligó a paralizar todo el trabajo que se estaba haciendo. Ese no se pudo retomar hasta los meses de mayo y junio pasado, “dos meses que fueron un pequeño caramelo para profesores y alumnos, se acabaron muy rápido”. Ahora, la intención es completar el primer curso, darse a conocer y asentarse.

“Nos ha costado mucho regresar porque nuestra escuela todavía no contaba con ningún bagaje, habíamos nacido hacía unos meses; si los inicios en cualquier proyecto, son lo más complicado, encontrarse con esto fue un auténtico bofetón para todos nosotros que pudo dar al traste con todo”, explica Chazo.

Afortunadamente, no fue así, y la apertura de la matrícula para este año ha servido para que más de un centenar de personas se hayan inscrito en las once disciplinas que se imparten: artes plásticas, teatro, danzas urbanas, hula hoop dance, fotografía, batería, batucada, canto, combo, yoga y pilates.

“Caliveras nació para convertirse en una comunidad de artistas que compartan su experiencia con el alumnado, su objetivo no es enseñar, o no al menos de la forma tradicional, sino despertar entre los alumnos la pasión que todos los profesores sentimos a la hora de disfrutar de nuestra disciplina”, explica. Las clases están abiertas a todas las edades, fomentando la convivencia y el trabajo, siempre respetando, claro está, la normativa COVID-19.

De hecho, las aulas se imparten en espacios amplios con capacidad para un número superior de personas a las que asisten. Los grupos van desde los ocho más profesor de baile, hasta los 12 más profesor de plástica. “La inscripción va bastante bien, vemos que la gente viene con muchas ganas de aprender y de implicarse, desde los más pequeños a los más adultos, algo que nos llena de satisfacción”, señala. Todas las artes que forman Caliveras tienen un importante tirón, aunque entre los más pequeños destacan artes plásticas, baile o batucada, aulas que se imparten todas ellas en el Auditorio de Vilanova, en las inmediaciones de la ensenada de O Esteiro.

El equipo docente está compuesto por Alba Troiteiro (artes plásticas), Thais Suki (canto), Andrea Rey (yoga y danza), Elena Saldaña (pilates), Rocío González (artes escénicas), Lara González (danzas urbanas, Elena Reigosa (fotografía) y Nolo Chazo (batería, batucada y combo), que se encarga también de la dirección de la escuela.

Además de las materias que se pueden dar durante todo el curso, la escuela también tiene programadas actividades que vendrán a complementar la oferta de este curso: taller de marroquinería con trabajos en cuero, curso de dj y producción, charla sobre profesionalidad en el mundo artístico o curso de maquillaje entre otros. La mayoría de las materias están dirigidas a todos los públicos, ya que los grupos están divididos por edades. Aunque el curso ha comenzado, Chazo insiste en que “todavía se puede inscribir cualquiera, basta con estar interesado en algunas de estas artes”.