Nacida en los años 40 del pasado siglo en A Illa de Arousa, la Compañía de Electrificación S.L. continúa siendo la empresa que da suministro eléctrico a la mayor parte de los domicilios del municipio, así como una parte de Vilanova. Al igual que el consumidor normal, el espectacular incremento de la energía eléctrica también ha sorprendido a uno de sus máximos responsables, Manuel Goday, que califica la situación como muy compleja y de difícil solución.

–¿Qué es lo que ocurre para que el precio de la energía esté disparado?

–Básicamente, hay menos energía nuclear y la demanda hay que completarla con gas, y el gas tiene su precio disparado. El sistema contempla que el precio lo pone la última de las energías y si el gas se cotiza a esas cantidades, el megawatio/hora cuesta eso. En la subasta comienzan siempre primero las energías más baratas, pero estas no alcanzan a cubrir toda la demanda y se tira de combustibles fósiles y de fuentes de energía de las que España carece. Es ahí cuando se dispara el precio, ya que esa energía tenemos que exportarla y eso acaba encareciendo los costes.

–¿Cual sería la situación de una empresa pequeña como la suya?

–Nuestra empresa simplemente se dedica a comprar energía y distribuirla. En nuestro caso, poco margen de maniobra tenemos para gestionar los precios. Aquí quien fija los precios son los productores y esos son cuatro o cinco y muy grandes, el resto pintamos muy poco en esta guerra. El proceso de la energía se divide en tres fases , primero la producción, la distribución y la comercialización, en nuestro caso no dejamos de ser un cliente final pero con mayor cantidad de consumo.

–Desde que surgió esta crisis solo se habla de mercado libre y regulado.

–El reglado es el que está reglado por el Gobierno. Cualquiera puede acceder al libre, pero eso no significa que se vaya a ahorrar más a la hora de pagar la energía, siempre depende del contrato que firmes. De todas formas, el 60% de la factura son costes regulados por el Estado a lo que hay que sumar que no solo no producimos energía nuclear, una de las más asequibles, sino que estamos pagando el desmontaje de las centrales nucleares a la vez que le compramos ese tipo de energía a Francia.

–¿Sería la energía nuclear entonces una solución?

–Eso no puedo decirlo yo. Es cierto que resulta más sencilla de producir que otro tipo de energías, lo que permitiría abaratar los costes, pero políticamente no está bien vista por los accidentes que han ocurrido en Chernobyl o Fukushima. Lo cierto es que es necesaria para afrontar estos picos de consumo como el que estamos viviendo en estos momentos.

–¿La Compañía de Electrificación ha notado un incremento del consumo a la hora de prestar suministro?

–En A Illa no, se consume más o menos la energía que en otros años por estas mismas fechas, pero es cierto que la demanda en verano sube porque en la mitad de España hacia abajo se dispara por el uso del aire acondicionado. En el norte de España, las puntas de consumo son en invierno por la calefección. Este verano ha hecho mucho calor en el sur y el consumo se ha disparado.

–Siempre se habla de las energías renovables y, por ejemplo, Galicia, está llena de eólicos ¿ No ayudaría eso a rebajar el coste de la energía?

–Si produjesen la suficiente energía que se consume sí, pero no es el caso. Con la eólica, aunque cada vez está más en auge no se alcanza a cubrir la demanda y hay que recurrir a pequeñas centrales de carbón, a meter gas y a otros métodos. En España se aspira a que las renovables, dentro de veinte años, sean capaces de cubrir toda la demanda, mientras eso no se consigue, no nos queda otra que depender de terceros países.

–¿Tiene el Gobierno la capacidad de influir en la factura final de la luz que recibe el consumidor ?

–Si quiere puede actuar sobre el precio. Otros países, por ejemplo, no repercuten en el cliente determinados costes de la energía, sino que van a cargo de los presupuestos del Estado. Entiendo que tienen formas, pero también es cierto que desconocemos lo que está pasando arriba, porque te encuentras con vaciados de embalses en pleno verano, que si lo hicieron será porque es legal, pero a la gente de la calle nos deja sorprendidos y nos resulta muy difícil de entender. Después también te encuentras con artículos que dicen una cosa y otros que dicen la contraria ... El problema real, bajo mi punto de vista, es que España tiene que importar la energía, y eso es lo que acaba disparando los costes, no somos autosuficientes.

–¿Cómo sobrevive una empresa como la suya a esta situación?

–Nosotros somos la que distribuimos la energía, contamos con una retribución anual por parte del Ministerio de Industria que está publicada en el BOE y con ese dinero tenemos que mantener las instalaciones y demás. Esa distribución reglada supone el 80% de nuestros ingresos, mientras que el 20% sería la comercialización, el lugar donde tendríamos cierto poder de decisión, aunque también muy limitado y prácticamente mínimo por el precio que nos marcan a nosotros los productores. Tengo amigos que se meten conmigo diciéndome que me estoy forrando con esto, pero la realidad es que los comercializadores y distribuidores no pintamos nada a la hora de decidir los precios.

–¿Cómo nació una compañía como esta?

–Pues se fundó en el año 1946, al igual que muchas otras similares, porque Fenosa no quería o no le convenía servir electricidad a lugares como A Illa. Por aquel entonces se creó para dar servicio a una conservera y tardó muy poco en dar el salto para suministrar a particulares. Ahora tenemos unos 3.000 contadores, el 99% de ellos en A Illa y O Terrón. Podríamos dar el salto a otras zonas, pero nos conformamos con lo que tenemos.

–¿Existen muchas empresas similares en Galicia?

–En Galicia deben existir unas 30 que se dedican a la distribución y en España debe haber unas 200. Aquí cerca tenemos en Catoira, Tui o Ponteareas, en aquellos sitios donde a Fenosa no le interesaba entrar y tuvieron que ser particulares los que diesen el paso para suministrar energía eléctrica a conserveras o a aserraderos.