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Sin desescalada para las rosquilleiras

Isabel Gómez lleva cuarenta años dedicándose a la venta de rosquillas por las romerías y ferias. Noé Parga

Debido a la pandemia de coronavirus las romerías son contadas y las rosquilleiras llevan soportando un año y medio sin apenas ingresos que llevar a sus casas. Son conscientes de que las fiestas no pueden organizarse como antes, pero no entienden por qué un puesto de embutidos o de churros (que también suele tener rosquillas) puede colocarse en cualquier mercadillo y uno de rosquillas en las inmediaciones de una iglesia no. Las misas de la inmensa mayoría de las fiestas de la comarca se siguen celebrando (a excepción de las de la Virxe das Cabezas en Armenteira), pero faltan las míticas vendedoras de rosquillas.

Cuarenta años en el sector

Isabel Gómez es una vilagarciana de 60 años que lleva más de cuarenta vendiendo rosquillas por toda la provincia de Pontevedra. “Prácticamente no nos dejan colocar en ningún sitio”, lamenta. Ejemplo de ello fue lo ocurrido en Santa Rita, en Vilagarcía, que no se permitió la instalación de los tradicionales puestos en la cuesta del convento de Vista Alegre, si bien algunos tuvieron permiso para vender en la feria medieval, en el parque de A Xunqueira.

En Cambados no y en Vigo sí

En Cambados ya llevamos cuatro San Benitos perdidos, dos de invierno y dos de verano”, comenta Isabel. Argumenta que la plaza de Fefiñáns es muy amplia y se puede garantizar la separación de los puestos.

La vilagarciana está convencida de que tomando todas las medidas preventivas contra el COVID es posible retomar la actividad de su sector con seguridad. “En Vigo, por ejemplo, nos dejaron colocar ya el año pasado. Un puesto por autónomo, pero se entiende. Nos dejaron poner tres metros y este año cuatro”, apunta la rosquilleira, quien reivindica que en el exterior de las iglesias durante las misas cantadas de las fechas señaladas se les permita trabajar. Algunas van capeando la situación en pequeñas fiestas de aldea, pero las ventas no les dan para vivir.

“No me planteo dejar el negocio porque con la edad que tengo, ¿a dónde voy?

Isabel Gómez - Rosquilleira de Vilagarcía

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Con respecto a la jubilación, Isabel Gómez tiene claro que “a los 67 voy de cabeza”. “No me planteo dejar el negocio porque con la edad que tengo, ¿a dónde voy?”, expresa la autónoma.

Echa en falta unión en el sector relacionado con las fiestas y romerías, como las atracciones y carruseles, rosquilleiras, pulpeiras, orquestas, ... “Yo también ponía en las verbenas pero entiendo que ahora con el COVID no puede ser”, concluye.

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