Dos horas y media. Ese es el tiempo medio que emplearon ayer los siete pilotos de aviones ultraligeros que volaron entre los aeródromos de Herrera de Pisuerga (Palencia) y Godos (Caldas de Reis). Poco después de mediodía, ya habían llegado a su destino y tomaban algo en las instalaciones, a la espera de salir hacia Cambados, donde tenían reservada mesa en una popular marisquería.
“Es una manera cómoda, fácil y divertida de viajar”, afirma Javier Martiñán, jefe de vuelos del aeródromo de Godos. De hecho, plantea que estas instalaciones han convertido a Caldas en poco tiempo, “en un referente del turismo aeronáutico”. Así, del mismo modo que los apasionados de la náutica no conciben sus vacaciones sin pasar unos días navegando o fondeados frente a alguna playa paradisíaca, para los amantes de la aviación civil, la posibilidad de pilotar un ultraligero les da la posibilidad de disfrutar en apenas 150 minutos de unos paisajes tan distintos como los de Castilla, la alta montaña lucense y los valles más suaves de la costa, y de desplazarse rápidamente de un lugar a otro.
“Son un grupo de amigos que decidieron hacer este viaje juntos”, explica Martiñán, y durante día y medio serán como cualquier otro turista en la comarca de O Salnés. Han reservado alojamiento en un hotel de la zona, mesa en restaurantes de Cambados y Carril, visitarán una bodega de albariño... Hoy domingo por la tarde saldrán de regreso a sus casas.
El jefe de vuelos del aeródromo de Godos plantea que, en contra de lo que suele suponer, “esta afición no es solo para gente con muchísimo dinero”. Sostiene que hay aeronaves desde 15.000 euros, que la formación para obtener la titulación de piloto cuesta en torno a 3.000 euros (ellos mismos la imparten en Caldas), y que los ultraligeros consumen menos gasolina que muchos coches. “Tienen un consumo de unos 15 litros la hora”. En ese tiempo, añade, un ultraligero puede recorrer una distancia de unos 200 kilómetros, de modo que el gasto en combustible equivaldría a unos siete litros y medio por cada 100 kilómetros. “No es nada fuera de lugar”, sostiene Martiñán.
Las aeronaves que aterrizaron ayer en Caldas procedentes de Palencia son ultraligeros motorizados de dos plazas. En estos momentos, tienen una limitación de peso máximo en el momento del despegue de 450 kilos, y una autonomía de unos 1.000 kilómetros, con lo que podrían volar entre Galicia y Cataluña prácticamente con un único depósito. Vuelan a una altura de unos 1.000 pies, lo que equivale a unos 300 metros sobre el terreno. Aunque las limitaciones de peso y altura cambiarán previsiblemente en los próximos meses.
Se calcula que en España hay unas 3.000 aeronaves de estas características, lo que supone más de un tercio de todo el parque aeronáutico del país.
Se considera un medio de transporte muy seguro, pero eso no implica que el riesgo sea inexistente. La Ciaiac, comisión dependiente del Ministerio de Transportes que investiga los accidentes en la aviación civil, ha registrado en lo que va de año 18 siniestros con ultraligeros motorizados (ULM) en toda España, aunque la mayoría sin daños personales graves. Los fallos o imprudencias humanas, y las averías mecánicas son las principales causas de los sucesos.
