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De Italia a Santiago por una causa justa en Tanzania

Participantes en el viaje a Compostela desde Italia Iñaki Abella

Un mes de caminata, 600 kilómetros por recorrer y 50 niños en Tanzania que luchan por su futuro cada día. Estos son los ingredientes necesarios para que 16 napolitanos, aficionados al trekking (excursionismo, senderismo pero con un mayor grado de dificultad y de conexión con la naturaleza) se echen a andar remontando el Camino Portugués desde Lisboa hasta el Obradoiro de Compostela “para dar a conocer la realidad de estos chicos, animar a que quien lo desee los visite y colabore con ellos o proponer que se realice una donación económica para ayudarles”.

Los peregrinos italianos posan con la bandera y el objetivo de su misión. | // IÑAKI ABELLA

Lo expone Mariagrazia Schiano, una de las integrantes del grupo, “la que mejor habla castellano”, en palabras de un compañero que también se defiende bastante bien. Cuenta Schiano que ellos iban a hacer el Camino igualmente, como ya habían hecho el año pasado cuando se conocieron, pero al descubrir que con sus pasos podían ayudar a niños “huérfanos, víctimas de violencia o cuyos padres no pueden ocuparse de ellos”, no dudaron en llevarlos consigo.

Estos niños están en Tanzania, donde “una organización de Nápoles, África in Testa, que dirige un conocido nuestro, fundó dos aldeas para estos niños, donde tienen un ambiente seguro y que les permite tener un futuro”. Comenta Schiano que se encargan en ella también de niños albinos, “perseguidos por la cultura tradicional al pensarse que son hijos del diablo y expuestos a torturas físicas en el mejor de los casos”. Donar es tan sencillo como acceder la página africaintesta.it, que pertenece a la ONG asociada con estos peregrinos.

“Cualquier cosa, compartida, es mejor”.

Mariagrazia Schiano - Peregrina italiana

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Su causa camina a Santiago para darse a conocer, y si lo hace es precisamente gracias al propio Camino. Los 16 integrantes del grupo se conocieron el año pasado con rumbo a Santiago por la senda francesa, algo que les hizo permanecer unidos. Luego de la experiencia fundaron una asociación de trekking, su pasión, llamada Badizo Trekking, “laica y abierta a todo el mundo, que siempre guarda en sus actividades un toque social”.

“Queríamos hacer algo más que caminar, por eso hemos decidido hacerlo llevando la realidad de estos niños por todos los lugares que visitemos”, apunta Mariagrazia Schiano, que mantiene que “cualquier cosa, compartida, es mejor”.

Este espíritu, tan característico del Camino, les anima a continuar buscando un mundo mejor.

Ya pesan las piernas

Separan Lisboa y Santiago, a donde llegarán mañana, unos 640 kilómetros por la ruta que ellos siguieron. Arribaron a Vilanova de Arousa en barco, siguiendo la variante espiritual, y desde ahí se encaminan hoy a Milladoiro, ya casi en Santiago. “Entre Lisboa y Oporto hay 300 km de asfalto, con lo que eso cuesta”, apuntan los peregrinos.

Señalar el camino a una expedición tan numerosa no es fácil, y “aunque entre los miembros de la organización nos ayudemos mutuamente”, como dice Mariagrazia Schiano, lo cierto es que tuvieron que comenzar a concretar fechas y reservar camas “ya en enero, para no quedarnos colgados”.

Destaca, aún así, que ahora mismo no está siendo para nada difícil la coordinación de un grupo de 16 personas, pues “con interés y ganas, además de unión y ayuda mutua, todo es posible”, en palabras de la peregrina napolitana.

"En mi caso al menos, el Camino no es para los pies, es para el alma"

Gaetano Puca, organizador del viaje

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“En mi caso al menos, el Camino no es para los pies, es para el alma, por eso lo repito cada vez”. Es la forma de alimentar su interior y de dar lo que le dieron, de intentar saldar su deuda infinita con el Camino.

“Llegué a Pamplona, en mi primer camino, con una ampolla tan grande en el pie por ir con unas botas nuevas que no podía caminar más; hasta que, a pesar de tener las camas totalmente ocupadas, una señora me acogió en su albergue y me sanó los pies, sin esperar nada a cambio... Ese día me dijo que haría para mí de segunda madre, y su energía me dio fuerzas para seguir caminando y nunca más sentirme solo, algo que ahora siento gracias a cada persona con la que hablo y a cada elemento natural que me encuentro, por lo que yo ahora debo transmitírsela a todo aquel que me acompañe”. Gaetano Puca jamás dejará de caminar.

Caminar, un modo de interiorizar

Si hay un guía en este grupo, “un evangelista que pregona el Camino allá donde va”, ese es Gaetano Puca. La que está terminando en la jornada de hoy es su vigesimocuarta caminata y no será la última ni la penúltima, pues ya planea un nuevo itinerario desde Oviedo, por el Camino Primitivo, “el más duro de todos y más cuando se hace en invierno, a través de la nieve que cubre las montañas de Asturias y Galicia”. En esa ruta le esperan amigos y “más personas que todavía no conozco, pero a las que ya estoy deseando ayudar y descubrir”.

Puca no descansa, encadena un viaje tras otro, pues recibió “la llamada del Camino” hace tiempo y no puede “hacer nada contra eso”. Lo lleva muy dentro, se siente cómodo caminando y descubriendo nuevas realidades tras cada uno de sus acompañantes. El aire que se respira por los senderos gallegos permite “un clima de igualdad, en el que da lo mismo de dónde vengas, lo que tengas o cómo seas, pues caminando no se necesita más que a las personas, al ser ellas las que realmente forman el Camino”.

Lo reconoce: “para alguien que no lo ha hecho es complicado de entender, está claro, pero para mí, que ya lo terminé 23 veces, con recibir una sonrisa, una mano, un ‘buen camino’ ya siento como si mi compañero me haya entregado el mejor de los regalos: su compañía y, por tanto, su confianza”.

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