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Vilagarcía pierde el tren: la pandemia acelera la decadencia de los viajes de corta distancia en Arousa

Antes de la pandemia existían muchos servicios de proximidad que ahora han desaparecido

La falta de personal en verano dificultó la gestión de la estación de Vilagarcía para sus trabajadores y la hizo más incómoda para sus viajeros. Iñaki Abella

Algo pasa: se han puesto de acuerdo, al menos, dos sindicatos y dos asociaciones de empresarios. Este suceso paranormal se da al calor de una causa común de todos los vilagarcianos y de toda la comarca de O Salnés: la paralización del declive que sufre desde hace años la estación de tren de Vilagarcía y la reparación de las pérdidas que en este tiempo ha sufrido, sea en forma de servicios ferroviarios o de trabajadores que ofrezcan a los viajeros un trato correcto y a la altura de la ciudad.

“Cuando comenzó el confinamiento, ante la evidente falta de viajeros, Renfe canceló la totalidad de los servicios de proximidad, que hasta el momento servían para comunicar O Salnés con Santiago de Compostela o con Pontevedra”, explica, de manera pausada, Juan Francisco Sánchez Losada, portavoz de la Confederación General del Trabajo en materia ferroviaria dentro del ámbito gallego. Continúa: “hoy, pasado más de un año desde el fin del confinamiento generalizado, el 45% de esos trenes siguen sin circular, ya sin excusas”.

  • "No me quedaba más remedio que coger en Vilagracía el tren que antes paraba en Catoira. Ahora uso el coche para ir hasta Santiago a trabajar"

    Marta Coira, pasajera habitual desde Catoira a Santiago

La catoirense Marta Coira lo corrobora. Trabaja en Santiago pero vive en su municipio natal, por lo que su plan cuando le ofrecieron unas prácticas veraniegas de lo suyo fue aceptar y pensar en la conexión ferroviaria.

Cuando estudiaba en la Universidad de Santiago se subía al tren en Catoira, pero pasado el confinamiento “muchas de las líneas fueron eliminadas, las de media tarde ya no existen”, señala Coira. “No me quedaba más remedio que coger en Vilagarcía el tren que antes paraba en Catoira, con lo cual decidí comenzar a usar el coche para ir hasta Santiago a trabajar”.

Reconoce la catoirense que tiene la sensación de “no hay nadie al volante en Renfe”, pues no ve más que aumentar el número de viajeros en la estación de Vilagarcía, “que vienen de O Grove, de Cambados o de Catoira, como yo”, y sin embargo atiende a un descenso generalizado del número de servicios en la estación, “sobre todo los que pasan por los concellos cercanos, los de proximidad”. De esta manera, concluye Coira, “la estación de Vilagarcía se colapsa, se llena de viajeros que podrían estar subiendo al tren en lugares donde antes había una estación con horarios adecuados que se eliminaron”.

Las palabras de Juan Francisco Sánchez, ferroviario y de la CGT, cobran sentido en el caso de Marta Coira. Ella tiene un tren en Catoira con rumbo a Santiago a las seis de la mañana , “demasiado pronto”, y no hay otro hasta las 10.45, “evidentemente tarde”, según la catoirense. Lo tiene claro: “Renfe no tiene personal suficiente como para atender los apeaderos y los deja desvanecerse poco a poco, hasta que al final nadie los utilice”.

Jubilación por robotización

Este verano, a las condiciones que se crearon durante el confinamiento se debe sumar “la acuciante falta de personal que sufre la estación”. Es el propio cuadro de trabajadores ferroviarios del edificio quien reconoce el problema, aludiendo también a la edad media de sus integrantes, próxima a la jubilación. “Quieren acabar con nuestra presencia, cambiarnos por máquinas”, asumen resignados los trabajadores de la taquilla vilagarciana. Hacen referencia a que “no se están contratando nuevos trabajadores”, con lo que la única forma de comprar billetes en la estación, en un futuro, “será una máquina con una pantalla, que mucha gente no entiende ni es capaz de solucionar los problemas concretos del usuario”.

Este verano, dadas las jubilaciones sin reposición, “la estación cerraba a las ocho y media de la tarde, dos horas antes de lo que debería”, en palabras de Juan Francisco Sánchez y con el gesto afirmativo, cuando se les pregunta por este hecho, de los operarios de la estación. “Así se pierden muchos servicios, si a un viajero se le queda la cartera en el tren, no hay quien llame al revisor para que la localice y ponga a buen recaudo”, denuncia el sindicalista, que hace mucho hincapié en el hecho de que, tras todos estos recortes, tan solo haya un afán “deshumanizador” por parte de Renfe de “acabar con la cohesión de los pueblos de O Salnés y de toda Galicia, que requiere de una red de proximidad que conecte su rural con las ciudades”.

Todos a una

Sin negociación previa, el presidente de la Federación Comarcal de Empresarios de Arousa (FECA) le da la razón a un anarquista organizado en sindicato. José Luis Vilanova repite el argumento de Juan Francisco Sánchez y lo expande: “un tren de proximidad debe vertebrar O Salnés”. La perspectiva es otra, por supuesto, pero el fin es común, y a esta visión se unen Eduardo Abad, el presidente de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos) y Eider Caballeira, integrante del sindicato Zua Estudantes Independentistas, ambos de Vilagarcía.

“Cuando un cliente aterriza en Santiago y me dice que se viene hasta O Grove en transporte público, me da la risa”. Es tajante, aunque bromee, el discurso de Vilanova: “no es admisible que Cambados, O Grove o Vilanova no dispongan de ningún tipo de tren, que en los últimos 50 años no solo no creció, sino que se redujo en Arousa”. Ni tren ni un autobús “competente”, no olvida Vilanova, que desearía que la sociedad arousana, así como sus visitantes, se pudiesen mover en transporte público “y no depender del coche, que colapsa las carreteras y alimenta las arcas de la AP-9 en detrimento del pequeño ahorrador”.

No puede más que darle la razón Eduardo Abad, el presidente de los autónomos españoles, que encuentra en el tren “lo que debería ser el futuro del transporte para el turismo de la comarca”, pues “cuantos más quebraderos de cabeza le pongamos al visitante peor nos va a ir”. Critica, como Vilanova, “la inexistencia de una red comarcal fuerte, que nos conecte entre nosotros y también con Pontevedra, Vigo, Santiago o A Coruña, no solo con Madrid, que parece que es siempre el único sitio a donde va y viene la gente”.

Ve un problema para el turista que quiera visitar “Santiago, por ejemplo, y pasar un día en la playa en O Grove o en A Illa: solamente le queda el coche”. Aquí sitúa Abad el problema de los atascos veraniegos, en esos turistas que “no tienen más remedio que venir en sus coches o alquilarlos aquí”.

Los dos empresarios, así como Juan Francisco Sánchez, basan su discurso en la vertebración comarcal y con Santiago y Vigo. Precisamente esas son dos de las ciudades universitarias por excelencia para los bachilleres arousanos, por lo que “los estudiantes necesitan un servicio ferroviario de calidad, ya que muchos no tienen coche”. Se alza la voz de Eider Carballeira, que reclama desde el sindicato estudiantil Zua “soluciones” para los jóvenes universitarios.

“Vilagarcía no puede perder el tren, y menos ahora que debemos apostar por él dado su mayor respeto por el medio ambiente”, añade Carballeira, poniendo la guinda de un pastel que se le aproxima poco a poco a todo O Salnés convertido en un serio problema: el de su tren y su conexión con el resto de Galicia y del mundo.

  • "Un tren de proximidad debería vertebrar O Salnés"

    José Luis Vilanova, presidente de los empresarios de Arousa

Desde la Federación Comarcal de Empresarios de Arousa, en palabras de su presidente José Luis Vilanova, no comprenden que O Salnés tenga una red de transporte público “tan mala”. Lamentan que “la comarca esté diseñada para moverse solamente por carretera”.

  • "El estudiantado, sin coche, merece un tren de calidad"

    Eider Carballeira, del sindicato estudiantil Zua

Eider Carballeira, vilagarciana y universitaria movilizada en el sindicato estudiantil Zua, reclama para sus compañeros, “muchos sin coche”, un tren al nivel de sus necesidades que los conecte con sus campus universitarios “y que permita poder viajar sin dañar la naturaleza”.

  • "Un tren a la altura acabaría con tanto coche en verano"

    Eduardo Abad, presidente nacional de UPTA

El presidente de los autónomos españoles (UPTA) es Eduardo Abad, de Vilagarcía. Insiste en la mejora de la comunicación con las ciudades gallegas de referencia y ve en el tren “lo que debería ser el futuro del transporte para el turismo comarcal”, acabando con los atascos.

  • "Ninguna estación se mantiene sin trabajadores"

    Juan Francisco Sánchez, portavoz ferroviario de CGT

El servicio de proximidad se ha reducido en un 45% desde el confinamiento, no se ha repuesto del todo y tenía muchos usuarios”, denuncia Juan Francisco Sánchez, portavoz ferroviario de CGT (Confederación General del Trabajo) en Galicia.

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