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La plataforma que se opone al parque eólico entrega en la Xunta más de 500 alegaciones

Miembros de la plataforma, durante la entrega de las alegaciones, ayer en la Xunta. | // RAFA VÁZQUEZ

La lucha continúa para la Plataforma vecinal NON ao parque eólico do Castrove, que presentó ayer más de 500 alegaciones contra el proyecto en la delegación de la Xunta en Pontevedra.

El pasado mes de julio la Xunta exponía al público para el análisis de impacto ambiental este proyecto de Cadaval y Ventoso S.L. Un parque eólico con un complejo de aerogeneradores en el monte Castrove, que incidiría en territorios de Poio, Barro y Meis dentro de las 587 hectáreas de afección integral del parque y sus instalaciones.

Desde ese momento los vecinos se han posicionado en contra de este parque que afectaría por completo a su modo de vida. A través de diferentes asambleas se han organizado para “ser fuertes” y “luchar contra las grandes empresas”.

“Antes los aerogeneradores medían 70 metros de alto, pero ahora miden 200”, explica Lúa Gándara, una de las portavoces de la plataforma. “A nosotros nadie nos pregunta ni nos dice nada, aprovecharon la pandemia para sacar proyectos eólicos por todo el rural y beneficiarse de las subvenciones Next Generation. Estamos a favor de las energías renovables, pero no de la especulación capitalista. Ya producimos energía de sobra y somos los que más cara pagamos la luz, es indignante”, insisten.

Los vecinos de Poio, Meis, Barro y Pontevedra creen que administraciones y empresas deben informar a los vecinos, como principales afectados. Denuncian que esta “avalancha de macroparques eólicos no es transparente” y mucho menos respeta el modo de vida de quienes viven cerca. “Un poco dinero a las comunidades de montes no puede compensar el destrozo que quieren hacer”, critican los vecinos.

El plan de acción de la plataforma para las próximas semanas incluye una asamblea informativa en Meis, como la que se celebró hace algo más de una semana en Poio, así como una “romería” reivindicativa en el monte Castrove a finales de mes (coincidiendo con San Ramón), para dar a conocer los valores culturales y paisajísticos que tiene el Castrove y que el proyecto industrial podría poner en riesgo.

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