A medida que avanza el verano se hace más evidente que la de este año va a ser una campaña corta para el mejillón. La mala fijación de la semilla experimentada en 2020, junto a las dificultades de entonces para completar todas la cuerdas de cría, hacen que el producto disponible ahora sea escaso. Por eso en cuanto alcanzó el tamaño y rendimiento apropiados los pedidos se dispararon, tal y como explicó FARO DE VIGO hace semanas.
Desde entonces no han dejado de multiplicarse, por lo que se puede decir que a estas alturas el ritmo es frenético. Tanto es así que los bateeiros son incapaces de atender toda la demanda que les llega del mercado de fresco (depuradoras) y del transformador (conserveras y cocederos).
“No hay producto suficiente para atender tanto pedido porque las cuerdas alcanzaron menos peso (y densidad) que otros años a causa de los problemas con la mejilla”, reflexionaban ayer los bateeiros.

“Lo cierto es que estamos trabajando a tope y no somos capaces de encontrar todo el mejillón que necesitamos”, apostillan representantes de diferentes industrias.
En los últimos días la conselleira de Mar, buena conocedora del sector mitilicultor, también tuvo la oportunidad de conocer ese intenso ritmo de trabajo que se imprime actualmente en puertos, depuradoras y conserveras.
Y ayer lo observó de nuevo, ya que Rosa Quintana visitó Conservas de Cambados, una industria asentada en Barrantes (Ribadumia) desde el año 2000 –nacida en 1985 en Portonovo (Sanxenxo)– que está inmersa en plena campaña del mejillón.
Es el producto que más manejan las industrias gallegas y el que cobra ahora un protagonismo absoluto. Además de tratarse de una de las materias primas que hacen de las conserveras de la comunidad una referencia a nivel nacional e internacional.
La escasez sube el precio en puerto
Por ahora hay mejillón, pero se acabará pronto, de ahí que el sector mitilicultor trate de adaptarse a una campaña que será extremadamente corta.
Una de las consecuencias derivada de la escasez de mejillón es la subida de precios del molusco experimentada en los puertos gallegos.
Las conserveras quieren seguir mejorando
Para seguir en el mismo nivel, e incluso para mejorar, ganando en competitividad y conquistando nuevos mercados, las pequeñas y medianas empresas transformadoras se disponen a invertir 45 millones de euros entre este año y el que viene, distribuidos en 57 proyectos diferentes.
De este modo, con un firme apoyo de la Xunta, que aporta 21 de los 45 millones totales, desplegarán acciones concretas de ahorro de energía, mejora de seguridad y optimización de los procesos de transformación.
Rosa Quintana brinda apoyo a la industria transformadora
Rosa Quintana considera fundamental el apoyo de la Xunta al sector transformador de los productos del mar, “para que pueda crecer y mantener su competitividad”.
Más aún “después de las dificultades económicas derivadas de la alerta sanitaria por el coronavirus”, explica la conselleira.
Así, aún siendo sabedora de que “el complejo mar-industria resistió mejor que otros el impacto de la pandemia”, también se muestra convencida de que “la ayuda de la Administración es trascendental para que el sector pueda recuperar los niveles de producción y actividad previos a 2020”.
De ahí los 21 millones de euros aportados –cofinanciados por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP)– para que la industria despliegue 57 proyectos, valorados en 45 millones.
Un dinero dirigido a “mejorar su eficiencia energética, reducir el impacto medioambiental, promover la innovación y mejorar las condiciones de trabajo y seguridad, lo que contribuye a incrementar su competitividad y a mejorar sus resultados económicos”, sostienen en Mar.
Así lo destacó la propia Quintana durante su visita de ayer a Conservas de Cambados, acompañada del delegado territorial de la Xunta, Luis López, y la directora xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez.
Fue en esa industria de Barrantes donde aludió a los proyectos financiados, aprovechando que se trata de una de las conserveras que han sabido aprovechar estas ayudas.
Conservas de Cambados quiere un circuito cerrado de agua de mar
Prueba de ello es que desde 2008 recibió más de 730.000 euros para optimizar su producción y mejorar la competitividad.
En la convocatoria de este año logró 80.000 euros, y ya prepara un proyecto para la de 2021 centrado en instalar un circuito cerrado de agua de mar con el que limpiar de forma natural la arena de los berberechos.

No hay mejillón reparcado para Italia
Los depuradores franceses e italianos no dejan de pedir “oro negro” de las bateas gallegas. Pero este año tienen enormes dificultades para conseguirlo.
Hace un par de meses, cuando era aún demasiado pequeño, lo tenían mucho más fácil que ahora, ya que el mercado internacional prefiere ese molusco de menor tamaño, que se conoce como “lacasito” o europeo.
Pero ahora ha crecido, y sobra dónde y a quién colocar la mercancía existente en las cuerdas sin tener que cruzar los Pirineos, con el coste añadido que entraña.
Además, los italianos prefieren mejillón reparcado, y los bateeiros apenas lo están trabajando.
Reparcar el molusco –se hace porque de este modo aguanta mejor el proceso de comercialización posterior en destinos lejanos como Italia– supone ir a la batea un día, extraerlo de las cuerdas de cultivo, meterlo en sacos e introducirlo de nuevo en el agua, colgando los sacos en las cuerdas de reparqueo.
Días después hay que volver a la batea, levantar esas mismas cuerdas y llevar los sacos a puerto.

Lo que ocurre este año es que hay tan poco mejillón y es tan fuerte la demanda que a los productores no les compensa tanto esfuerzo y tanto gasto extra en el laboreo, por lo que prefieren sacar producto sin necesidad de reparcar.
Dicho de otro modo, que se lo quitan de las manos las depuradoras gallegas, sin necesidad de estar pendientes de las italianas.