La música y el vino volvieron a mostrar que su relación casi siempre es sinónimo de éxito. Así se pudo comprobar sobre el escenario Paco & Lola de un cartel del Atlantic Fest que hoy toca a su conclusión después de 13 días ininterrumpidos de buen hacer y no solo sobre las tablas.
El primero de los dos turnos fue para el grupo Johnny B. Zero. Toda una explosión de ritmos llamativos y pegadizos con una conexión instantánea con el público. Ni siquiera su heterogeneidad instrumental descompone un producto energético y de asimilación directa.
El primero de los dos turnos fue para el grupo Johnny B. Zero. Ni siquiera su heterogeneidad instrumental descompone un producto energético y de asimilación directa
Batería, sintetizador, saxo y guitarra, además de la voz de Juanma Pastor, la banda valenciana se lo puso difícil a todo aquel que quisiese encasillar su propuesta sobre el escenario. Cualquier estilo, empezando desde el rock más setentero hasta llegar a la psicodelia más profunda, se podría identificar en unos temas cantados en inglés sin perder un ápice de personalidad.
Las cerca de 150 personas que llenaron el cuarto de los recintos empleados en esta edición del Atlantic Fest disfrutaron en esencia de un concierto intenso de principio a fin y que sirvió para dejar claras las razones que han llevado a Johnny B. Zero a ser una de las bandas más en auge en la música nacional.
El segundo turno en el Atlantic Fest fue para el dúo compostelano Verto. Una formación que desde un primer sencillo que dieron a conocer en noviembre de 2019 se han convertido en una referencia absoluta en plataformas de música con más de 26.000 oyentes mensuales en Spotify. Toda una apuesta tan valiente como ganadora y que conjuga los sonidos más vanguardistas entre la juventud con el empleo de la lengua gallega.
Por otro lado, la visita a Pazo Baión del gaiteiro Carlos Núñez prevista para ayer se ha visto pospuesta al 5 de agosto. Otra cita sinónimo de buena música en un marco de primera categoría.
