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Saltan todas las alarmas: 25 casos en cuatro días, y ya son 37

Asistentes a uno de los botellones habituales en el entorno de las casetas de usos pesqueros y la lonja, el fin de semana pasado. FdV

Tras varios confinamientos y los problema vividos tras la Semana Santa, O Grove llegó a ser un pueblo libre de COVID. Pero a finales de junio volvieron los contagios, y desde entonces no han dejado de aumentar.

Es por ello que ya hace unas semanas se encendían las alarmas; las mismas que en los últimos días se han disparado. Un incremento de 25 casos positivos en solo cuatro jornadas explica el por qué.

De los 37 positivos, el 70% están en la franja de edad de entre 17 y 22 años

José Cacabelos - Alcalde de O Grove

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Los datos ofrecidos esta misma mañana por el alcalde, José Cacabelos, indican que, a día de ayer, había 37 personas afectadas por coronavirus, frente a las 12 que se le habían notificado desde el Sergas el domingo.

La subida, desde entonces, fue imparable, con 15 casos el lunes, 23 el martes y 29 el miércoles. La tendencia, en consecuencia, es similar a la mantenida en las demás localidades arousanas.

También en cuanto al perfil de los infectados, ya que parece que, mayormente, se trata de jóvenes, algunos de ellos menores de edad.

Uno de los botellones organizados en O Corgo. FdV

Lo confirma el propio alcalde cuando dice que "esto empieza a ser muy preocupante, porque si bien los casos estaban aumentando, era con una progresión moderada, pero ahora llevamos cuatro días en los que se producen incrementos alarmantes”.

Y su preocupación es todavía mayor, si cabe, al constatar, “en base a los datos que vamos recopilando entre familiares y amigos, que de los 37 positivos, el 70% están en la franja de edad de entre 17 y 22 años”.

Las fiestas privadas y los botellones descontrolados, como los vividos cada poco tiempo en A Toxa, alguna playa de San Vicente y el entorno de las casetas de usos pesqueros situadas en la zona portuaria, parecen la causa principal de este repunte de contagios.

Lo que sucede es que “se relajan las medidas de seguridad y no se está usando la mascarilla en fiestas particulares, botellones o cualquier tipo de reunión similar, donde la gente se confía exceso, como si ya no existiera el COVID, e incluso comparte la bebida, de ahí que se expanda en nuestro pueblo y toda la comarca de forma preocupante”, apostilla el alcalde meco.

Después de los confinamientos, cierres de la hostelería y cierres perimetrales, algunos ya no saben si cabalgan la quinta o la sexta ola

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De ahí la preocupación con la que se vive esta nueva ola en O Grove, donde después de los confinamientos, cierres de la hostelería y cierres perimetrales, algunos ya no saben si cabalgan la quinta o la sexta ola.

Lo que sí saben todos es lo duro que resulta salir adelante cuando la situación se “desmadra”, por lo que pueden imaginarse lo terrible que puede resultar esta tendencia al alza en pleno verano, cuando la localidad vive por y para el turismo.

Los pilares del turismo no dejan de temblar

La hostelería local tiembla, como tiembla el propio alcalde, que después de infinidad de llamamientos a la colaboración y la responsabilidad vecinal, con repetidos ruegos casi desesperados dirigidos a los jóvenes, para animarlos a ser prudentes, se muestra ahora visiblemente preocupado por esta escalada que parece no tener freno.

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Y es que, como bien saben tanto el alcalde como sus ciudadanos, el principal damnificado será de nuevo el sector hostelero, quizás el que menos culpa tiene en todo esto.

Un sector que en O Grove está participado por cientos de alojamientos turístico, hoteles, restaurantes, chiringuitos, campings, bares y otros negocios similares que, al igual que los comercios y los barcos de pasaje que operan desde O Corgo, dependen casi exclusivamente para vivir de los ingresos que obtienen durante el verano, y más aún si es tan bueno como lo está siendo el actual.

"El futuro del pueblo está en juego, ya que todo lo que tenemos se puede venir abajo si no hay un control"

José Cacabelos - Alcalde de O Grove

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Cierto es que, por tratarse de un municipio repleto de visitantes, gracias a su enorme tirón turístico, el riesgo de contagio aumenta considerablemente. Pero también lo es que “la evolución demuestra que esta nueva ola se centra en esa población joven que no está vacunada y que es la que más sale y más interactúa”, manifiesta el alcalde.

 Es por ello que, una vez más, quiere “llamar la atención a los jóvenes y dejarles claro que esto empieza a ser muy preocupante y que el futuro del pueblo está en juego, ya que todo lo que tenemos se puede venir abajo si no hay un control, por eso les pido de nuevo que usen la mascarilla y que, si a pesar de todo deciden seguir reuniéndose en fiesta, al menos no compartan botellas y vasos”.

Menos de 25

Habla, lógicamente, del riesgo que corren la hostelería, el comercio y el conjunto de la economía local, y aunque asegura que no es su intención señalar a todos los jóvenes, tiene claro, “porque la realidad y los datos objetivos así lo demuestran, que la inmensa mayoría de los contagiados tienen menos de 25 años”.

Tanto es así que dice estar “seguro de que absolutamente todos en O Grove tienen algún amigo, conocido o colega de esa edad que es positivo, ya que se están contagiando unos a otros”.

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