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Aumentan los contagios en Vilagarcía, Vilanova y Cambados

Vacunación reciente en el recinto de Fexdega.

La evolución de los contagios COVID en O Salnés vuelve a ser preocupante pues ya son varios los municipios, entre ellos el de Vilagarcía, en el rango de entre 25 y 150 casos por cada 100.000 habitantes.

Aunque todavía se sitúa en un nivel bajo, la tendencia es representativa de un retroceso en una estadística que vuelve a encender las alarmas.

Vilagarcía, con 27 casos a 14 días; Cambados, con 13; y, Vilanova de Arousa, con 10, son los que han experimentado la peor evolución, aunque ya solo son tres los municipios de O Salnés y Ullán, a saber O Grove, Catoira y Valga, los que se libran del COVID, sin ningún caso activo hasta hoy.

Todos los demás parece que se han contagiado de la tendencia negativa de los últimos días, de tal modo que tanto Meaño como Ribadumia, Meis o Pontecesures ya han sido incluidos en la lista de entre 1 y 9 casos.

No se puede olvidar el municipio de Sanxenxo que cuenta con 12 positivos, según se deduce de la estadística elaborada por el Sergas.

A ello hay que subrayar el hecho de que en el Hospital do Salnés han vuelto a producirse ingresos por COVID y ya son tres los pacientes atendidos en la planta tercera del centro arousano, la mitad de los que permanecen en planta y la UCI de Montecelo.

El aumento del número de enfermos coincide en el tiempo con la desescalada organizada por la entrada del verano por las administraciones central y autonómica, cuando se autorizó la eliminación de las mascarillas en espacios abiertos, o se aumentó el aforo en centros de culto, por citar algunas de las iniciativas.

Vacunación masiva

Entretanto, en el recinto ferial de Vilagarcía, en A Maroma, prosiguió a muy buen ritmo el plan de vacunación masiva.

Este fin de semana, en el área sanitaria Pontevedra-O Salnés, se llevó a cabo una multitudinaria citación de segundas dosis de la vacuna.

Así fueron citados los integrantes de la promoción de entre 50 y 55 años que recibieron la primera dosis de AstraZéneca a finales del pasado mes de marzo.

La peculiaridad de la campaña del fin de semana residió en el hecho de que los asistentes tenían que acudir con el consentimiento impreso a las mesas de vacunación.

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