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Construir una batea, un lujo al alcance de pocos

El montaje de una batea en la rampa vilagarciana de O Cavadelo, ayer. Iñaki Abella

Cada vez resulta más costoso construir una batea destinada al cultivo de mejillón. Actualmente ya prácticamente es imposible conseguirla por menos de 60.000 euros (más IVA), lo cual hace que muchos productores decidan exprimir al máximo sus viveros, algunos ya en mal estado.

Y las hay mucho más caras, dependiendo del número de vigas maestras que lleven, de su grosor, de la cantidad de flotadores que precisen o de si son sumergibles o no, entre otros condicionantes.

El coste de la madera es un hándicap, sobre todo porque, de un tiempo a esta parte, es un bien escaso. Pero lo que más influye actualmente es, quizás, el casi prohibitivo coste del hierro que se necesita para los bidones.

El ensamblaje de la batea destinada a cultivo de mejillón que se realizaba ayer en Vilagarcía. Iñaki Abella

Se cree que la razón está en el parón experimentado por muchas de las empresas siderúrgicas durante el estado de alarma sanitaria. “Al reducirse la producción, el precio del metal se ha disparado”, reflexionan en el sector bateeiro.

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Construcción de bateas en Vilagarcía Faro de Vigo

Es cierto que la Xunta de Galicia concede importantes subvenciones para que puedan renovar sus artefactos flotantes. Pero también lo es que esas ayudas y los precios de construcción que se manejaban en enero o febrero ya no tienen nada que ver con las tarifas actuales, cuando el coste de la materia prima se ha multiplicado.

“Hay bateeiros a los que no queda más remedio que invertir; otros optan por aguantar, con la esperanza de que las ayudas de la Xunta puedan aumentar o de que baje el precio de la chapa”

Álvaro Otero Dios - Gerente de Naval Arousa S.L.

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Prueba de ello es que la chapa (hierro) necesaria para los flotadores (bidones) cuesta el doble que a principios de año, y en cada flotador (pueden montarse cuatro por batea) se emplean entre 16 y 17 toneladas.

Y no es el único material que incrementó su precio, ya que la resina subió entre un 60% y un 70% desde principios de año, tal y como explica Álvaro Otero Dios, responsable de la firma Naval Arousa S.L., que opera en el muelle de O Cavadelo (Vilagarcía).

Los bidones encarecen notablemente el precio final. Iñaki Abella

La suya es una de las empresas más castigadas por la pandemia, ya que el año pasado dejó de construir un buen número de viveros, estimando las pérdidas en unos 400.000 euros.

Y resulta que en el presente ejercicio, cuando la situación podría normalizarse, la citada subida de precios de los materiales necesarios para construir los viveros agrava, más si cabe, la difícil situación del sector.

Hércules Servicios Marítimos

En colaboración con la empresa de servicios marítimos Hércules, Naval Arousa montaba ayer su primera batea del año. Y hoy tiene previsto ensamblar otra más. Estos dos proyectos, unidos a la construcción en próximos meses de otras nueve bateas, ya apalabradas, puede invitar a engaño.

“Está todo muy parado; los precios se dispararon y los bateeiros no se atreven a invertir como desearían”

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“Puede parecer que tenemos mucha carga de trabajo, pero en realidad es un volumen muy bajo porque está todo muy parado; los precios se dispararon y los bateeiros no se atreven a invertir como desearían, ya que una batea que costaba unos 52.000 euros no se puede hacer hoy en día por menos de 60.000, más IVA”, explica Álvaro Otero.

Álvaro Otero, en O Cavadelo.

Álvaro Otero, en O Cavadelo. Noé Parga

Tanto es así que algunos productores que tenían previsto construir nuevas bateas gracias a las subvenciones de la Xunta han decidido frenar sus proyectos, sabedores de que el coste “es ahora mucho mayor que a principios de año”, insiste el empresario.

Destino Rianxo

Ayer asistía en O Cavadelo al ensamblaje de la batea, posteriormente remolcada por el barco “Hércules” hacia Rianxo para ser termina en el mar, antes de ser entregada a su propietario, un bateeiro de Boiro.

La construcción de bateas en Moaña. Iñaki Abella

Durante ese proceso, Álvaro Otero reflexionaba sobre la “desastrosa” situación actual para decir que “las subvenciones de la Xunta ya se quedan muy cortas”, ya que “el precio del hierro ha subido una verdadera animalada”, insistía.

Un proceso que arranca en el monte

El proceso de construcción de las bateas comienza con la selección en el monte de los árboles idóneos para elaborar el emparrillado, de lo que se ocupa la firma Forestal Arousa S.L.

Esta empresa consigue y manipula la materia prima necesaria en montes de toda Galicia, elabora las vigas y las transporta a Vilagarcía para el montaje de las bateas.

Ahí entra en juego la empresa Hércules Servicios Marítimos, que con el barco “Hércules” a su cargo está especializada en la construcción, reparación y movimiento de bateas.

En este caso se encarga de remolcar desde O Cavadelo los parques de cultivo que se ensamblan en Vilagarcía para efectuar su fondeo.

Así las cosas, “hay bateeiros a los que no queda más remedio que invertir, ya que sus parques de cultivo están en mal estado; pero otros optan por aguantar, con la esperanza de que las ayudas de la Xunta puedan aumentar o de que baje el precio de la chapa”, argumenta el responsable de Naval Arousa, sabedor de que ahora mismo “es absolutamente inviable hacer una batea con el precio que se manejaba a principios de año”.

La preparación de las vigas en el monte. Iñaki Abella

Junto al otro administrador de Naval Arousa, el rianxeiro Ricardo Alcalde Ordóñez, el isleño Álvaro Otero Dios iniciaba este proyecto hace un lustro en Vilanova y se asentaba en una de las rampas más conocidas de Vilagarcía hace un par de años, contribuyendo así a enriquecer al propio puerto y al sector acuícola gallego.

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