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Repollos de tres países en Mosteiro

Los estudiantes, ayer en la plantación de repollos que tienen en Mosteiro. | // IÑAKI ABELLA

Vista desde fuera, parece una finca cualquiera, con la particularidad de que cuenta con un par de carpas semejantes a tiendas de campaña. Y, sin embargo, se trata de una parcela en la que se está realizando una singular investigación científica. En ella, un grupo de alumnos de cuarto de ESO y de profesores del colegio de Mosteiro han plantado nueve variedades de repollo (tres de Galicia, tres portuguesas y tres irlandesas) y están estudiando cada una: el tamaño de las piezas, su resistencia a la inclemencias meteorológicas o a las plagas...

Alumnos, profesores y autoridades municipales, en el colegio. | // I.ABELLA

El “Erasmus +” es una línea de ayudas para fomentar la cooperación entre países de la Unión Europea, y el colegio de Mosteiro lidera un proyecto botánico para la selección y mejora de semillas de repollo, una verdura que pertenece a la familia de las “Brassicas”. En esta iniciativa participan también los colegios Armando Cortes Rodrigues, de las Azores, y el Colaiste Iognaid de Irlanda. La iniciativa cuenta con una financiación de 480.000 euros, a repartir en tres años. Es la segunda mayor asignación de un “Erasmus +” en toda España.

Uno de los objetivos del proyecto es conocer el comportamiento de diferentes tipos de simientes en climas y suelos distintos. Por ello, cada colegio tiene que plantar en una misma parcela nueve variedades de repollo: tres de Galicia, tres de las Azores, y tres de Irlanda.

Las de Galicia fueron proporcionadas por la Misión Biológica de Galicia, una institución que lleva más de medio siglo recorriendo palmo a palmo la comunidad, en busca de semillas de especies vegetales autóctonas, que en muchos casos van quedando relegadas por culpa de otras comerciales, que dan mejor rendimiento pero que son más frágiles.

Los alumnos hicieron un semillero con la simiente, y después plantaron más de medio millar de repollos en la finca, situada en pleno centro de Mosteiro, y cedida al colegio por un vecino. Los fueron cuidando semana tras semana, con mimo, al tiempo que tomaban notas sobre las características de cada ejemplar. Para evitar que los estudiantes barran para casa y den ventaja a las verduras de su país, todas las piezas están identificadas con claves anónimas, que no permiten conocer su origen.

Misión Biológica

En los últimos días han cortado medio centenar de piezas, para analizar algunos parámetros en el laboratorio. Además, se han arrancado unas hojas de los mejores ejemplares y se han enviado a la Misión Biológica. En esta entidad, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) están realizando un trabajo sobre los glucosinolatos, unas moléculas presentes en muchas verduras (son las responsables del amargor de los grelos) y a las que se atribuyen propiedades anticancerígenas. Mientras, en el laboratorio de Mosteiro, los estudiantes harán pruebas con larvas de invertebrados que se alimentan de este tipo de verduras, para saber como reaccionan ante cada variedad.

Altura de las irlandesas

Uno de los aspectos que han llamado la atención a los profesores es la altura y vigor de algunas de las verduras de Irlanda.

Bordearon la plantación de estudio con algunos ejemplares de semillas que les habían sobrado, para que los caracoles y otros animales se alimentasen primero de estas piezas exteriores, sin importancia para la investigación, y no atacasen las del centro. Y los repollos del perímetro, muy vistosos, eran irlandeses. Eso no significa que entre los gallegos y los portugueses no haya también buenas piezas.

El director del colegio de Mosteiro, y coordinador del proyecto, Luis Camilo Fernández, manifestó que, “es un proyecto único en Galicia”, y resalta de él no solo los aspectos científicos, sino los educativos y culturales, pues una parte significativa del proyecto son los viajes de intercambio entre los tres territorios, que este curso no pudieron llevarse a cabo por la pandemia de COVID. “Es la manera de construir Europa”, afirma el director.

Este proyecto también permitirá al colegio crear un contenido curricular para una nueva asignatura optativa, en la que se impartiría formación sobre la realización de estudios científicos de campo. Cada colegio cuenta con un catálogo de materias de libre elección, algunas de las cuales vienen marcadas por la Xunta de Galicia y otras son elegidas por cada centro.

Y la iniciativa tiene también una vertiente lúdica. Con los restos de las 54 verduras cortadas ayer van a preparar un cocido, que los alumnos degustarán hoy mismo en el comedor escolar.

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