El mítico restaurante Loliña, cerrado después de 82 años de servicio, ya ha encontrado relevo a su actividad. Y es que el edificio centenario que ocupaba pasará a tener nuevo inquilino y también un destacado representante del sector gastronómico.
Se trata del restaurante A Castelara, cuyos responsables han decidido cambiar unos pocos metros su ubicación actual a la espera de abrir su puerta en cuestión de semanas.
El anuncio de su cambio de local ya se ha hecho patente en el cartel del edificio que, tras muchísimos años, con el cartel de Loliña ya luce el nombre del nuevo inquilino, el mismo que pasa de la Praza da Liberdade al número 1 de la calle Alameda de Carril.