El próximo mes de junio, Vilanova va a volver a revivir uno de sus episodios culturales más queridos por los vecinos, el de los Niños Pintores de Arousa, con una exposición en la que se mostrarán las obras del que fue su mentor, el profesor Roberto Martínez Estanga. De la mano del cronista oficial del municipio, Benito Leiro, el artista regresará, tres décadas después a los lugares en los que mostró los secretos de la pintura a un grupo de niños que, por aquel entonces, apenas superaban la decena de años a cuestas. Aquella iniciativa no solo sirvió para retratar algunos de los lugares más emblemáticos del municipio, sino que puso en marcha uno de los intercambios culturales más recordados en Vilanova, con la ciudad de Rostov del Don, enclavada, por aquel entonces, en la Unión Soviética de la Perestroika.

Aquel intercambio cultural se gestó durante la Romaría internacional que se celebraba en Vilanova a finales de los años 80 y principios de los 90. Fue ahí cuando Estanga cerró el contacto y consiguió convencer a la Consellería de Cultura para que apoyase el viaje, que se convirtió en un auténtico evento social.

Aquel viaje tuvo su contrapunto un año después, cuando una expedición de Rostov del Don visitó el Concello arousano, una expedición cultural que, además de traer a un grupo de jóvenes pintores, también trajo un grupo folclórico que recorrió Galicia durante aquel verano.

El propio Roberto Martínez Estanga recordaba ayer, en las dependencias de la casa museo de Valle-Inclán, todo aquel movimiento cultural que puso a Vilanova en el mapa. Estanga se mostró emocionado de que, treinta años después, todavía se le recuerde con tanto afecto en un municipio del que dibujó sus lugares más emblemáticos, algo que demostrará a partir del próximo mes de junio, cuando comience la exposición.

Repetir el viaje a Rostov del Don


Treinta años han cambiado la faz de Vilanova pero, seguramente también, a de Rostov del Don. El cronista oficial de Vilanova, Benito Leiro, dejó caer al Concello la posibilidad de repetir un viaje como el que se hizo hace treinta años, en plena desintegración del régimen comunista, un viaje que “solo en conseguir visados, resultaba muy complicado”. Ahora, con la apertura que ha experimentado la actual Rusia, resultaría mucho más fácil viajar y estrechar lazos culturales con Rostov del Don.