La obligada utilización de las mascarillas en el entorno escolar esconde tras de sí historias tan curiosas como la sucedida en el colegio Magariños de Cambados. Allí fue donde un simple detalle ha supuesto la alegría de toda la comunidad educativa y también de la familia del alumno protagonista.
Como persona con Trastorno del Espectro Autista, cualquier cuestión relativa a un cambio en las circunstancias que le rodean puede suponer un bloqueo en sus conductas. Eso fue lo exactamente lo que le pasó al menor desde el inicio del curso al observar que la mascarilla había supuesto una novedad lejos de su comprensión. Un hecho que paró de manera repentina unos avances en la comunicación y en la interacción que se habían asentado antes de la pandemia.
La profesora del pequeño apunta que “estaba emitiendo palabras y pequeñas oraciones, pero dejó de hablar a partir de utilizar la mascarilla. A raíz de una visita de la alcaldesa Fátima Abal nos comentó que había máscaras transparentes que se utilizan con personas sordas. Nos las facilitó el Concello y el resultado fue genial”.
Como persona con Trastorno del Espectro Autista, cualquier cuestión relativa a un cambio en las circunstancias que le rodean puede suponer un bloqueo en sus conductas
Afortunadamente, la medida se convirtió en la mejor solución a un problema que estaba trayendo de cabeza tanto a los profesores como a sus familiares. Destaca la profesora que “desde que empezamos a usar las mascarillas transparentes volvimos a escucharlo hablar algo que no hacíamos desde el curso anterior. Estamos encantados y el Concello ya nos facilitó más máscaras”.
La posibilidad de ver los labios en aquellos emisores de voz ha abierto los ojos en lo que se refiere a la didáctica con personas TEA. Apunta la profesora que “lo de las mascarillas transparentes puede beneficiar a muchos colectivos. Nosotros estamos encantados y no dejaremos de usarlas”.
