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Cuando el surf es la forma de saltarse el confinamiento

Dos tablas de surf y un buen número de surfistas observados desde la orilla por los ciudadanos que pasean por A Lanzada. Iñaki Abella

En momentos tan tristes y complejos como los actuales, cuando la pandemia sigue cobrándose vidas en todo el mundo y el número de contagios obliga a cerrar localidades como O Grove, siempre quedan momentos, sensaciones o vivencias válidos para que los ciudadanos se tomen un respiro. ¡Y el surf es uno de ellos!

Lo saben bien cuantos practican esta actividad o alguna de sus variantes, como el kitesurf, windsurf o longboard, en aguas de A Lanzada, la emblemática playa de las Rías Baixas que sirve de frontera natural entre los ayuntamientos de O Grove, que sigue cerrado perimetralmente, y Sanxenxo.

Una joven observa desde la orilla a un "kitesurfista", con San Vicente do Mar, al fondo. Iñaki Abella

La suya es una actividad tan intensa como relajante que no cesa en este espacio privilegiado, recomendable también para los amantes de la ornitología y el contacto con la naturaleza, que se ha convertido durante las tres últimas décadas en una de las zonas de baño más importantes del país.

Una vía de escape para muchos

Con la pandemia acechando, parece haberse convertido, además, en una vía de escape para muchos ciudadanos que quieren olvidarse de la crisis sanitaria y económica, aunque solo sea temporalmente, mientras practican surf, pasean por la orilla o recorren la red de senderos que serpentean sobre el istmo.

Alumnos de una de las escuelas de surf que operan en la playa de A Lanzada. FdV

En cierto modo, este tómbolo se ha convertido en una especie de refugio en plena pandemia, de ahí que la presencia de ciudadanos no deje de aumentar.

Se aprecia claramente en el creciente número de aficionados al surf, sobre todo ahora, en primavera, cuando las escuelas de este deporte cobran protagonismo y antes de que la llegada masiva de bañistas, si la pandemia lo permite, ponga límites a las tablas.

Ahora los surfistas tienen a su entera disposición una inmensa línea de costa (más de dos kilómetros) en la que buscar las mejores olas y disfrutar jugando con los arreones del Atlántico y la acción del viento.

Observar a los deportistas desde la orilla es otra opción. Iñaki Abella

Además pueden hacerlo sin miedo a saltarse las normas de confinamiento, ya que es imposible evitar que alguien que toma una ola en aguas de Sanxenxo acabe en las de O Grove, o al revés.

Dicho de otro modo, que el cierre perimetral que afecta a la península grovense puede causar algún disgusto a quienes traten de saltárselo y sean sorprendidos por la Policía Local o la Guardia Civil en alguno de sus controles de carretera. Pero nadie dijo que no se pudiera cruzar sobre una ola la línea imaginaria que separa Sanxenxo de O Grove.

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Control de la Policía Local de O Grove Iñaki Abella

Por eso los apasionados del surf disfrutan al máximo cabalgando las olas de A Lanzada, ajenos a ese cierre perimetral que impide entrar o salir del municipio meco sin causa justificada. 

Ellos son, volviendo al principio, los protagonistas de una imagen capaz de insuflar ánimos en una población que quiere dejar de caerse una vez tras otra de la tabla de los contagios y desea coger por fin la ola buena… ¡La ola de la plena normalidad!

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