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A Roque le salen compañeros de viajes

Francisco de la Barrera y su muñeco completaron el tramo final del Camino Inglés en una causa en favor de la lucha contra el cáncer infantil a la que se empiezan a sumar adeptos

Roque, mostrando su primera compostela. | // FDV

La lucha en favor de la investigación contra el cáncer infantil tiene un nuevo motivo para no desfallecer. Se llama Roque, un muñeco que se ha convertido en símbolo de una causa tan loable gracias al espíritu solidario de Francisco de la Barrera, Pancho.

No era la primera vez que en las acciones del vilagarciano quedaba patente su enorme calidad humana, pero en esta ocasión la llamada de la Unidad Cris desde la octava planta del Hospital La Paz de Madrid resultó determinante para que Pancho iniciase un nuevo plan en favor de causas solidarias.

Por ello decidió encontrar en el Camino de Santiago ese lugar mágico en el que demostrar que la voluntad y la persistencia puede derribar cualquier tipo de barrera. En esta ocasión eligió el último tramo del Camino Inglés para dar visibilidad a la necesidad de concienciación social y de lo vital que puede llegar a resultar una pequeña aportación multiplicada por millones de voluntades.

Pancho y Roque, a la llegada al Obradoiro tras una última etapa de más de 40 kilómetros. | // FDV

Un total de 112 kilómetros que comenzaron el pasado jueves con un primer paso, como cualquier distancia por enorme que pueda llegar a ser. Al igual que la solución a un problema al que nadie es ajeno y que tiene en la investigación su único camino hacia su resolución. Ahora solo falta que sean muchos los que colaboren a través de la causa que se puede encontrar en migranodearena.org y que se llama “Viajando con Roque contra el cáncer infantil”. Desde allí puede realizar sus pequeñas aportaciones además de pedir el muñeco para que les acompañe en cualquier de sus viajes y convertir el efecto viral en una gran ola solidaria y de concienciación.

Atrás han quedado ya cuatro días de largos paseos hasta llegar al Obradoiro. Con pernoctas en Pontedeume, Betanzos y Hospital de Bruma. Como el propio Pancho indica, “fue el Camino más solitario de todos cuantos hice en mi vida. No me crucé con ningún peregrino, solo ciclistas y gente haciendo deporte. La verdad es que la pandemia lo condiciona todo, curiosamente en un año Xacobeo”.

Esa soledad no le restó un ápice de motivación en su afán por llegar con Roque a Santiago. Más bien habría que decir todo lo contrario puesto que incluso se ahorraron una última etapa debido al buen ritmo que llevaron durante todo el trayecto. Explica el vilagarciano que “el domingo la idea era llegar de Hospital de Bruma a Sigüeiro y pasar allí noche para llegar el lunes. Lo que pasó es que llegué muy pronto a Sigüeiro, comí tranquilo y me vi lo suficientemente fuerte como para llegar antes de las seis de la tarde a Santiago y poder sellar la Compostelana”.

Los compañeros de viaje, durante una de las etapas. | // FDV

Y así, a los más de 20 kilómetros caminados durante la matinal dominical, Pancho de la Barrera quiso añadirle los últimos 16 entre Sigüeiro y el Obradoiro en un último tirón que le permitió llegar a la meta ansiada por cualquier peregrino. No era la primera vez que llegaba, “es la octava vez que completaba diferentes tramos del Camino, pero siempre es una situación que te produce una satisfacción enorme. Además sabiendo que has colaborado como mejor has podido con una causa tan importante pues aún lo hace todo mucho más enriquecedor”.

Un esfuerzo que no ha caído en saco roto puesto que las peticiones de solicitud de Roque se han visto multiplicadas. “La verdad es que con cada persona que pude hablar estos días me decían que querían a Roque. La dueña del albergue de Pontedeume ya me dijo que iba a hacer un viaje en moto con su marido a Estambul y que quería a Roque. También dos chicas de A Coruña y una de Portas que se puso en contacto conmigo para ver como podía hacer”.

Y todo ello después de que los hermanos mayores de Roque, Lucas y Saioa, también hayan participado en los dos últimos años en iniciativas del mismo tipo. Muñecos que. como el propio vilagarciano indica, “compro los Baby Pelón que son a favor de la lucha contra el cáncer. Les doy un nombre y viajan de familia en familia para poder acumular pequeñas aportaciones que sirvan para la causa”.

El propio Roque debutaba debido a que sus hermanos mayores todavía no han podido volver a casa de Pancho de la Barrera ya que son muchos los solicitantes que lo impiden. Toda una satisfacción en una batalla en la que todavía queda mucho por hacer y en la que, con ejemplos como es el caso, se demuestra que la empatía forma parte de la condición humana.

Voluntario en la ayuda a personas discapacitadas

Por si fueran pocas las evidencias de la vocación solidaria y de ayuda de Pancho de la Barrera, además de su labor profesional como bombero, existen otros gestos de enorme calado. Uno de ellos es su colaboración desde hace más de dos años con la Asociación Juan XXIII que trabaja en favor de personas con discapacidad intelectual. Como el propio Pancho explica, “antes de la pandemia hacíamos actividades en la piscina de Campolongo en Pontevedra y ayudaba en todo lo que podía. Atendía a cualquier tipo de necesidad, complementando la labor de los técnicos profesionales. Me enteré de que necesitaban voluntarios y no lo dudé”. Una asociación que cuenta con un centro de educación especial en Pontevedra, dos centros ocupacionales y de día en Pontevedra y en Cangas, una vivienda tutelada, además de una residencia, que está construida pero falta equiparla. Para ello se llevará a cabo una iniciativa solidaria para la que el ejemplo del vilagarciano ha ejercido de modelo. La muñeca Alicia será en este caso la protagonista.

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