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Pescar choco a la vieja usanza, “como ya hacíamos cuando éramos niños”

Los pescadores buscan entre las algas, donde se refugian los chopos al bajar la marea. M. Méndez

Los pescadores deportivos de O Grove que se dedican a la captura del choco, chopo, sepia, jibia, o como quiera llamársele, tienen una forma muy peculiar de hacerlo. Muchos de ellos la practican desde que eran niños, haciendo ahora lo que les enseñaron sus padres y, algunos de ellos, mostrándoselo a sus hijos.

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La pesca artesanal del chopo se resiste a morir bajo el puente de A Toxa Manuel Méndez

Se trata de una práctica que se transmite generación tras generación que muchos creen “propia de O Grove” y se desarrolla, sobre todo, en los bancos marisqueros de A Vía, es decir, en la zona intermareal situada entre la isla de A Toxa y el centro urbano meco.

En bajamar

Es ahí, al bajar la marea, cuando los chocos se esconden entre las algas, que también utilizan para desovar.

Y esto hace que en jornadas soleadas como la de ayer –que resultan especialmente recomendables para esta actividad, sobre todo cuando el mar está tan calmado como en esta ocasión– una treintena de hombres se entretengan durante toda la mañana, armados de paciencia e ilusión, para capturar una buena cantidad de este cefalópodo, este año especialmente abundante en la ría de Arousa.

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Abundancia de choco y volandeira en la lonja de Cambados Manuel Méndez

Muchos curiosos

Cuando se dedican a ello la imagen es tan llamativa que son muchos los vecinos y visitantes –que también los hay– que se entretienen desde el puente observándolos muy de cerca y fotografiándolos, haciendo de esta pesca artesanal otra herramienta de promoción turística de la localidad.

Desde el puente, los ciudadanos pueden seguir de cerca el trabajo de los pescadores deportivos. M. Méndez

No está de más recordar que el chopo puede pescarse con potera –usando una caña– desde cualquier puerto o bien mediante el empleo de aparejos como los conocidos trasmallos, cuando se trata de la pesca profesional.

Pero los pescadores deportivos como los que ayer se daban cita en A Vía emplean una técnica muy diferente, buscando los chopos que se esconden bajo el manto de algas que flotan entre aguas durante la bajamar.

Dos pescadores, uno de ellos con un chopo en la mano. M.M.

Moviéndose muy lentamente, los pescadores se desplazan usando, habitualmente, tres herramientas fundamentales para esta actividad. Una de ellas es un largo palo, con el que mueven muy despacio la masa de algas, para tratar de encontrar bajo ellas algún buen ejemplar que capturar.

Un pico o “potera”

La segunda herramienta es otro palo que suelen llevar en la mano contraria y está provisto en su extremo de un pico o “potera” –de tres puntas, garfios, ganchos o anzuelos–, con el que clavan y capturan al cefalópodo en cuanto lo ven entre las algas

Uno de los pescadores tras realizar una de sus capturas, con las demás colgadas de la cintura. M.M.

Y el tercer elemento indispensables es un pequeño saco de malla de red que sujetan a la cintura, en el que van introduciendo las capturas del día a medida que las obtienen, el cual flota en el agua y es arrastrado por el pescador mientras este continúa desplazándose en busca de nuevas presas.

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