Alberto García García, el alcalde socialista de Catoira, dice estar tranquilo. Tras saberse que ha sido multado por acudir al municipio vecino de Caldas para ir a la farmacia cuando, a causa de la pandemia, estaba prohibido salir de la localidad vikinga –como explicó FARO DE VIGO en su edición digital del miércoles–, el regidor confiesa que lo hizo “por rutina” y asume su error.

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En cualquier caso, también se muestra convencido de que quien destapó este caso y los que maniobran desde hace meses para cargárselo políticamente lo intentan ahora con todo su empeño. Pero pinchan en hueso, ya que el veterano político asegura que no va a dimitir.

Si hace falta, se presentará con una formación independiente

Y no solo eso, sino que anuncia que, en caso de querer presentarse a las próximas elecciones municipales, no dudará en hacerlo. Y si el PSdeG-PSOE no lo quiere en sus filas, concurrirá a los comicios con otras siglas.

Los socialistas Daniel Touriño y Alberto García. Noé Parga

Como se avanzaba el miércoles, Alberto García habría sido multado por la Guardia Civil después de haber sido sorprendido en el municipio vecino de Caldas de Reis.

Aunque ha trascendido ahora, quizás porque García tiene tantos enemigos políticos dentro como fuera de su partido, los hechos tuvieron lugar hace un mes, cuando el alcalde fue sorprendido a la salida del establecimiento farmacéutico caldense por unos agentes que lo habrían reconocido y lo estaban esperando. El dirigente socialista podría enfrentarse a una multa de unos 3.000 euros.

¿Filtración interesada?

La filtración a la prensa de esta sanción puede estar relacionado, como se indicaba antes, con una estrategia política.

Hay que recordar que García perdió la Alcaldía en las pasadas elecciones municipales, a pesar de que la suya volvió a ser la lista más votada.

García es saludado por el conservador Iván Caamaño. Noé Parga

En la sesión de investidura, el PP, que había hecho campaña apostando por su relevo y que experimentó una subida brutal en las urnas, cumplió su promesa, dando sus votos a la segunda fuerza más votada, el BNG, y situando así como alcalde al nacionalista Xoán Castaño.

No se siente obligado ante su partido

Las disputas internas en las filas del PSdeG-PSOE son notables. A estas alturas nadie parece dudar de que un sector del grupo municipal socialista y de su dirección comarcal y provincial quiere cargarse a García para que se aparte de la primera línea y no se presente a la siguiente contienda electoral.

Quizás que ahora se conozca la supuesta multa que se le habría impuesto por desplazarse a Caldas sea la gota que colme el vaso. Aunque también es cierto que veterano alcalde, un político curtido en mil batallas, se las sabe todas y, quizás, siempre pueda aferrarse a “razones justificadas” para explicar su desplazamiento al municipio lindante.

Con justificación o sin ella, García no se siente presionado ni obligado a nada. “Solo me debo a mis vecinos”, espeta.

No cree que tenga compromiso alguno con el PSdeG-PSOE provincial. Es cierto que en su día llegó a un pacto para sustituir a Castaño (BNG) en la Alcaldía. Pero aquel pacto “quedó roto” cuando algunos de sus propios compañeros no votaron a su favor en la segunda sesión de investidura, “rompiendo ellos mismos el acuerdo alcanzado”.

Apenas un año después los conservadores, liderados por Iván Caamaño, se arrepintieron de lo que habían hecho, al entender que Castaño era incluso peor que García, y volvieron a dar la vuelta a la tortilla.

Lo que hizo el PP fue rectificar, situarse al lado del propio García y del PSOE y presentar una moción de censura contra el BNG.

Alberto García, tras recuperar el bastón de mando. Noé Parga

Una herida que sigue sangrando un año después

Finalmente no fue posible ni necesario debatirla, ya que Castaño dimitió antes de ser cesado. Cuando se convocó la nueva sesión de investidura, García pudo recuperar la Alcaldía, a pesar de la herida que todo aquello había abierto en el seno de su propio partido; una herida que sigue sangrando un año después.

No puede olvidarse que los que eran sus compañeros de filas y lo animaron a presentar la moción de censura contra el BNG acabaron traicionándolo, dieron un paso atrás en el último momento e intentaron ocupar su sitio, aunque sin éxito.

Apercibimientos y expedientes para la galería

Todo esto y alguna disputa más, tanto política como personal, hacen que el presente mandato resulte más conflictivo de lo que suele ser habitual en la localidad catoirense, donde, a raíz de todo lo expuesto, las tres agrupaciones políticas locales, es decir, PSdeG-PSOE, PP y BNG, fueron en algún momento apercibidas, amenazadas y/o expedientadas por sus máximos responsables en la provincia y Galicia.

Miembros del BNG y el P^OE, cuando trataron de gobernar juntos, pero sin García. Noé Parga

Aunque al final parece que todo quedó en gestos para la galería, ya que los barones socialistas, conservadores y nacionalistas prefirieron pasar de puntillas sobre todo esto y olvidarse, más pronto que tarde, de lo que estaba sucediendo en este pequeño municipio arousano, convencidos de que hacer demasiado ruido con esto podría resultar demasiado perjudicial, políticamente hablando.

De ahí que las espadas sigan en todo lo alto y que todas las fuentes consultadas en relación con la multa a García por su desplazamiento, presuntamente irregular, a Caldas, sostengan que esto solo acaba de empezar y que todo irá “a peor” hasta la próxima cita con las urnas.