“Hoy era el día en que, por enésima vez, iba a abrir el local social de Monte da Vila para albergar y dar apoyo a los mayores y dependientes y, con ellos, a sus cuidadores y/o familiares. Pero sigue cerrado y sin fecha de apertura”. Así se pronunciaba hace un par de días la asociación de mujeres rurales A Lagoa, en San Vicente de O Grove, en relación con la vieja escuela unitaria que el Concello está reformando para ampliar la capacidad del programa “Vellos Tempos”.

El alcalde explicó recientemente que esta misma semana se acometerá la conexión de esa vieja escuela reformada a la red de saneamiento, y que, por tanto, pronto podrá abrirse. Pero las mujeres rurales creen que esto ya tenía que haberse hecho antes.

“En el Concello nos dicen que se abrirá pronto, como llevan diciendo desde que, a instancias de nuestra asociación, se les preguntó en el pleno de julio de 2020, y ya entonces respondieron que sería en agosto y después dijeron que sería en octubre, pero el local social sigue sin estar listo”, sostienen las mujeres.

Como medida provisional los mayores dependientes “están siendo visitados dos veces por semana en sus casas, pero esto es insuficiente”.

En A Lagoa consideran que “no es de recibo lo que está pasando con ellos desde que el 14 de marzo les cerraron todo”, por lo que piden ayuda y animan al conjunto de la sociedad a movilizarse para “dar visibilidad al colectivo y lograr que los mayores sean atendidos y amparados, ya que su atención es responsabilidad de todos nosotros y no podemos seguir mirando para otro lado un año después”.

Abundando en todo ello, la presidenta del colectivo, Rosa María Blanco, sugiere que “en vísperas de celebrar el Día de la Mujer, ellas siguen un año más tarde atendiendo solas y sin posibilidad de conciliación familiar a sus mayores y dependientes”.

Lo cual la lleva a denunciar que esta situación, “tras un año con los centros cerrados y la promesa incumplida de que la escuela de Monte da Vila iba a abrir para los mayores”, es fruto de “una dejadez intolerable”.

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Por eso sentencia que “no hay excusa posible, ya que hay mujeres que han tenido que dejar de lado su vida para poder cuidarlos 24 horas al día”. Mujeres, dicho sea de paso, ahora “desesperadas y enfadadas; hartas de promesas que no se cumplen”.