Alberto García García, alcalde socialista de Catoira durante más de tres décadas, podría haber sido multado por la Guardia Civil después de haber sido sorprendido en el municipio vecino de Caldas de Reis cuando, a causa de los altos niveles de contagio por coronavirus, los ciudadanos del municipio vikingo tenían prohibido salir del mismo.

Aunque ha trascendido ahora, quizás porque García tiene tantos enemigos políticos dentro como fuera de su partido, los hechos tuvieron lugar hace un mes, cuando el alcalde fue sorprendido a la salida del establecimiento farmacéutico caldense por unos agentes que lo habrían reconocido y lo estaban esperando.

García con el bastón de mando que recuperó el pasado verano, en plena pandemia. Noé Parga

En caso de confirmarse tales hechos y tramitarse la denuncia, el socialista Alberto García podría enfrentarse a una multa de unos 3.000 euros.

El posible trasfondo político

Cabe recordar, ya que todo esto puede estar relacionado con la filtración a la prensa de esta sanción, que García perdió la Alcaldía en las pasadas elecciones municipales, a pesar de que la suya volvió a ser la lista más votada.

El alcalde socialista de Catoira, Alberto García García, en su despacho. M.M.

En la sesión de investidura el PP, que había hecho campaña apostando por el relevo de García y experimentó una subida brutal en las urnas, cumplió su promesa, dando sus votos a la segunda fuerza más votada, el BNG, y situando así como alcalde al nacionalista Xoán Castaño.

Apenas un año después los conservadores, liderados por Iván Caamaño, se arrepintieron de lo que habían hecho, al entender que Castaño era incluso peor que García, y volvieron a dar la vuelta a la tortilla.

Representantes del BNG y el PSdeG-PSOE de Catoira. Noé Parga

La moción de censura

Lo que hizo el PP fue rectificar, situarse al lado del propio García y del PSOE y presentar una moción de censura contra el BNG.

Finamente no fue posible ni necesario debatirla, ya que Castaño dimitió antes de ser cesado. Cuando se convocó la nueva sesión de investidura, en junio del pasado año, García pudo recuperar la Alcaldía.

Lo logró a pesar de la herida que todo aquello había abierto en el seno de su propio partido; una herida que sigue sangrando un año después.

El regidor socialista del municipio vikingo.

El regidor socialista del municipio vikingo. M.M.

De traiciones y deserciones

No puede olvidarse que los que eran sus compañeros de filas y lo animaron a presentar la moción de censura contra el BNG acabaron traicionándolo, dieron un paso atrás en el último momento e intentaron ocupar su sitio, aunque sin éxito.

Todo esto y alguna disputa más, tanto política como personal, hacen que el presente mandato resulte más conflictivo de lo que suele ser habitual en la localidad catoirense, donde, a raíz de todo lo expuesto, las tres agrupaciones políticas locales, es decir, PSdeG-PSOE, PP y BNG, fueron en algún momento apercibidas, amenazadas y/o expedientadas por sus máximos responsables en la provincia y Galicia.

Alberto García y sus compañeros del grupo municipal socialista. Noé Parga

Aunque al final parece que todo quedó en gestos para la galería, ya que los barones socialistas, conservadores y nacionalistas prefirieron pasar de puntillas sobre todo esto y olvidarse más pronto que tarde de lo que estaba sucediendo en este pequeño municipio arousano, convencidos de que hacer demasiado ruido con esto podría resultar demasiado perjudicial, políticamente hablando.

De ahí que las espadas sigan en todo lo alto y que todas las fuentes consultadas en relación con la multa a García por su desplazamiento, presuntamente irregular, a Caldas, sostengan que esto solo acaba de empezar y que todo irá “a peor” hasta la próxima cita con las urnas.

El conservador Iván Caamaño saluda a García. Noé Parga

Una crisis interna que sigue latente

Las mismas fuentes que insisten en que las disputas internas en las filas del PSdeG-PSOE son notables.

Alberto García antes de prestar declaración en el Juzgado de Vilagarcía, hace unos días. Iñaki Abella

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A estas alturas nadie parece dudar de que un sector del grupo municipal socialista y de su dirección comarcal y provincial quiere cargarse a García para que se aparte de la primera línea y no se presente a la siguiente contienda electoral.

Quizás que ahora se conozca la supuesta multa que se le habría impuesto por desplazarse a Caldas sea la gota que colme el vaso. Aunque también es cierto que veterano alcalde, un político curtido en mil batallas, se las sabe todas y, quizás, siempre pueda aferrarse a “razones justificadas” para explicar su desplazamiento al municipio lindante.