El pasado viernes se creó un gran revuelo en algunos colegios arousanos debido a la coincidencia de varios profesores citados en una misma franja horaria para vacunarse contra el COVID. En el CEIP San Bartolomé, de Vilanova, las clases incluso se suspendieron a media mañana con motivo de las ausencias justificadas de los docentes.

Esa misma jornada también quedaron vacunados con la primera dosis todos los profesores del Sestelo de Baión (salvo una que está a punto de jubilarse y supera la edad indicada para la AstraZeneca, es decir, por debajo de los 55 años). Y todos sin excepción sufrieron efectos secundarios de la vacuna.

La secretaria del centro explica que los síntomas predominantes fueron “malestar general, fiebre o febrícula, dolor en el brazo y de cabeza”. No obstante también hubo algún profesor aquejado de insomnio.

Pese al complicado fin de semana, ayer el personal docente del Sestelo acudió a clase con normalidad, al igual que en el colegio de Tremoedo, donde varios de sus trabajadores tuvieron reacciones adversas en las primeras 48 horas posteriores a administrarse la dosis. “Como si te pasara un camión por encima”, resumen desde el centro vilanovés.

Según los últimos datos ofrecidos por el coordinador de vacunación del Área Sanitaria de Pontevedra- O Salnés y director de enfermería, Juan Alberto Vázquez Vilar, hasta el sábado se habían vacunado en los centros de salud 2.600 personas mayores de 80 años.

A los hospitales acudieron personal docente, sanitarios de unidades de drogodependencias y trabajadores de empresas de diálisis.

Hasta el fin de semana se habían administrado 17.500 dosis en el área: 14.000 de Pfizer y 3.500 de AstraZeneca.