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Maestros en actitud frente a las dificultades

Los alumnos, con su actitud, protagonizan lecciones a diario de como poner todo de su parte para adaptarse a los protocolos. | // I. ABELLA

El afán de superación es digno de todo elogio. | // I. ABELLA

Los efectos de la pandemia van incluso más allá de lo económico, de lo social o del estricto ocio. Hay un sector de la población al que directamente le afecta a su calidad de vida y también a la de sus familias. Nos referimos a aquellas personas con parálisis cerebral y otros trastornos neuro-motores. Sin ir más lejos, en el centro Princesa Letizia de Vilagarcía saben perfectamente que de la responsabilidad individual de cada uno dependen las vidas de muchos otros.

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Un día en el princesa Letizia. Iñaki Abella

La concienciación de los alumnos del centro ha alcanzado niveles que deberían servir de ejemplo para otros muchos colectivos que presumen de capacidades. David Carrera, director, no esconde que “nuestros alumnos saben a que les condujo el confinamiento y el que la sociedad no acate las normas. Por eso, ellos son los primeros que se quejan cuando ven que alguien no está cumpliendo las normas. Están poniendo más de su parte nuestros chicos que la mayoría de adultos y jóvenes de nuestra sociedad”.

Reconoce Carrera que “a veces hasta me sorprendo cuando les escuchas decir cosas como que ‘la gente solo quiere fiesta y así no damos acabado’. Están más concienciados de la situación que nadie”. Todo ello en una población de máximo riesgo que debe someterse a unas normas muchísimo más estrictas que las de la gran mayoría de sus vecinos.

Nuestros alumnos son los primeros que se quejan cuando ven que alguien no está cumpliendo las normas. Están poniendo más de su parte nuestros chicos que la mayoría de adultos y jóvenes de nuestra sociedad

David Carrera - Director del centro Princesa Letizia

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“Se han adaptado a la perfección a todas las condiciones. Ellos son los primeros que no quieren un nuevo confinamiento porque una parte muy importante de su vida está en el centro. Todo se hace en base a unos protocolos muy estrictos, pero ellos son los primeros en entenderlo y en poner todo de su parte”, afirma el responsable del centro ubicado en la calle Duque de Terranova.

La lección que les dejó el confinamiento es algo que los alumnos nunca olvidarán. “Perdieron su ocio, su espacio habitual y su necesidad de seguir hacia adelante en sus terapias. Hubo un retroceso en muchos casos porque se necesita rehabilitación con fisioterapia regular y no podía ser. A partir de junio pudimos ir recuperando el ritmo, pero hubo que trabajar mucho. Poco a poco hemos ido alcanzando el nivel que teníamos porque este es un año en el que no podemos pensar en avanzar, sino en recuperar”, señala el director.

Con un total de 22 alumnos repartidos entre el centro de día y el colegio, el equipo de trabajo tuvo que gestionar la ansiedad que en muchos de ellos y en sus familias generó la situación. Carrera sostiene que “fue complicado porque generaba estrés. Son personas que necesitan una atención y era imposible ofrecérsela en esos tiempos. Explicarle a todos que el virus iba a estar un largo tiempo, les fue ayudando a llevarlo mejor. Ahora acatan las normas perfectamente, porque para unos supone el no salir de fiesta, pero es que para ellos supuso el dejar de ponerse de pie o perder la movilidad en la única articulación en la que la tenían”.

María del Carmen Vázquez, al frente de la sección de colegio, apuntó que “las rutinas son fundamentales para ellos y para las familias también fue duro. Hicimos un seguimiento diario durante la pandemia y les enviamos vídeos con diferentes prácticas que les podían ayudar. Fue un apoyo emocional que todos agradecieron muchísimo”.

Ahora, la práctica diaria se realiza en grupos burbuja y con un estricto protocolo al que nadie rehuye. “Desde los más dependientes a los más autónomos, todos son muy comprensibles. Ahora, con el distanciamiento, se han acostumbrado a darse los buenos días a gritos cuando antes era todo juegos cuando se encontraban por la mañana, pero todo con una comprensión y una buena actitud que nos lo ponen todo mucho más fácil”.

Las rutinas son fundamentales para ellos y para las familias también fue duro. Hicimos un seguimiento diario durante la pandemia y les enviamos vídeos con diferentes prácticas que les podían ayudar. Fue un apoyo emocional que todos agradecieron muchísimo

María del Carmen Vázquez - Directora del colegio del centro Princesa Letizia

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Incluso hay una lectura positiva de los rigores propios de la situación. Subraya David Carrera que “al trabajar ahora en grupos más reducidos, y con más tranquilidad, hizo que en muchos casos se registrase un avance más en sus objetivos. Tuvimos que replantearnos muchas tareas y la verdad es que este año nos quedamos sin poder salir a sitios como el Belén de Valga, pero también nos queda la satisfacción del trabajo bien hecho y que, gracias a la implicación de todos, hemos tenido cero contagios en el centro”.

Una vuelta al trabajo en la que también toca convivir con las obras de ampliación del centro Princesa Letizia. Pero hasta en eso, los alumnos han sabido encontrarle la parte positiva, “hablan con los obreros y le preguntan cosas. Les vale como vía de escape y un estímulo más porque les encanta comunicarse”, asegura un David Carrera que hace extensible el mensaje de responsabilidad que los usuarios del centro pregonan con una actitud extraordinaria ante la situación.

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