El mes de febrero regaló un último fin de semana primaveral que muy pocos han querido perderse después de cuatro meses de estrictas normas por el toque de queda.
Las terrazas de ciudades y pueblos alcanzaron una alta ocupación; la Vía Verde se llenó de caminantes; las playas presentaban un gran ambiente; los parques acogían a niños y mayores...
Desde primera hora de la mañana se notaban las ganas de disfrutar del aire libre: muchos deportistas en paseos, tablas de surf y skate en los arenales, familias enteras con bicicletas.
Y también ambiente en el mercadillo de Vilagarcía y en la plaza de abastos, con colas tremendas para respetar los aforos convenidos.
En las terrazas muchos clientes esperaban turno para ocupar una de las mesas reservadas para degustar una fresca caña de cerveza o un exquisito café con churros recién hechos en hirvientes sartenes.
Era lo esperado en el primer fin de semana de alivio de las restricciones por COVID, y todo el mundo lo ha querido aprovechar al máximo.
Las medidas de alivio permitieron pasear por otras localidades diferentes, algo prohibido en los últimos cuatro meses
Vilagarcianos que viajaron a A Lanzada y A Illa, cambadeses en el paseo de A Compostela o grovenses en la Ruta da Pedra e da Auga. Cualquier plan tenía cabida tras la supresión de los cierres perimetrales en una comarca que se encuentra en el mismo nivel 2 de riesgo por lo que se permitía cruzar de un término a otro sin riesgo a una multa.
El cámpismo, otra elección
De ahí que hasta se viesen autocaravanas, tiendas de campaña y alguna que otra maleta para cargar las pilas para el comienzo, mañana, del mes de marzo.
El sol ayudó también a llenar las ciudades con calles que recuperaron la alegría que regala con esa dosis de vitamina D que tanto se echa en falta.