El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, por sus siglas en inglés), lanzó hace días nuevos trabajos científicos de repercusión internacional basados en las jornadas de observación y seguimiento de todo tipo de mamíferos marinos llevadas a cabo en la costa gallega.

Fruto del ambicioso estudio efectuado, el centro que dirige Bruno Díaz López difunde también un más que interesante y detallado diagrama desarrollado por el también investigador Oriol Giralt, quien el 5 de marzo presentará su trabajo de doctorado en Biología Marina, centrado en la ecología del delfín común, en la Universidad de Cork (Irlanda).

Ese diagrama permite entender mejor, si cabe, cómo funciona el ecosistema costero en el litoral atlántico de Galicia, y, particularmente, en las Rías Baixas.

Se explica, por ejemplo, que “debido a los procesos recurrentes de afloramiento de aguas profundas y escorrentía superficial, las aguas de la plataforma continental en las Rías Baixas son ricas en nutrientes”.

El gráfico elaborado por Oriol Giralt para BDRI. Oriol Giralt

Esto es sinónimo de “una gran biodiversidad, capaz de englobar desde los invertebrados más pequeños hasta depredadores superiores, como aves marinas, delfines, marsopas y ballenas”, se explica en el diagrama.

El mismo en el que se hace constar que “estas especies se organizan en una red trófica que está determinada por un canal principal de transferencia de energía desde los niveles tróficos inferiores hasta los superiores, en el que los peces planctívoros pelágicos y la bacaladilla juegan un papel principal para transferir la energía desde el fitoplancton y zooplancton hasta los depredadores superiores, como el delfín común, la marsopa y el delfín mular, entre otros”.

Oriol Giralt presentando su trabajo de doctorado en Biología Marina para la Universidad de Cork (Irlanda). BDRI

Detalla el doctor en Ecología por la Universidad de Burdeos Bruno Díaz, que “este maravilloso diseño es el resultado de varios años de estudio”.

Y al mismo tiempo se muestra convencido de que “el buen conocimiento del funcionamiento del ecosistema costero ayuda no solo a determinar la vulnerabilidad de las diferentes especies de cetáceos o aves marinas ante la sobrepesca”, sino también a conocer mejor los hábitos de especies de peces comerciales que, como sucede con el pescado azul, “desempeñan un papel fundamental en el equilibrio del ecosistema”.

Un momento de la presentación telemática del trabajo de Oriol Giralt para la Universidad de Cork. BDRI

“Está en nuestras manos que las actividades humanas no causen un desequilibrio que podría llevar a la desaparición de especies en peligro de extinción”

Bruno Díaz López - Doctor en Ecología y director del BDRI

En el BDRI consideran importante dar a conocer ese funcionamiento del ecosistema marino e incluso invitan a compartirlo en los centros educativos porque, sugiere su director, “está en nuestras manos que las actividades humanas no causen un desequilibrio que podría llevar a la desaparición de especies en peligro de extinción”, como está sucediendo con la marsopa, conocida en Galicia coco “toniña”, y especies comerciales en franco declive, como el pulpo.

De lo que se trata, incide Bruno Díaz, es de concienciar tanto a la sociedad como a las diferentes administraciones competentes para conseguir “una adecuada gestión de la pesca, de acuerdo también con lo solicitado por los organismos internacionales y la Unión Europea al Gobierno de España”.

“Es el turno para que las administraciones comiencen a tomar las medidas adecuadas siguiendo criterios científicos para la conservación de la marsopa”

BDRI

Abundando en todo ello, y centrándose en los problemas por los que atraviesa la marsopa, el BDRI insiste en argumentos ya manejados con anterioridad y divulgados en FARO DE VIGO para insistir en que “tenemos el conocimiento y las herramientas para evitar que la marsopa común desaparezca de la península Ibérica”.

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Convencidos de que “aún estamos a tiempo de lograrlo”, los investigadores de este centro asentado en O Grove recalcan que “es el turno para que las administraciones comiencen a tomar las medidas adecuadas siguiendo criterios científicos para la conservación de la especie”.

Incluso ponen como ejemplo la gestión de las pesquerías impulsada en California para, precisamente, facilitar la recuperación de las “toniñas”.