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Las plazas de abastos, un punto de encuentro entristecido

La plaza de abastos de Vilagarcía, esta mañana. M. Méndez

Las plazas de abastos suelen ser lugares bulliciosos. Puntos de encuentro en los que, además de adquirir productos frescos, los vecinos del pueblo de turno, y los del municipio de al lado, se encuentran en medio de las bancadas de pescados y mariscos y se detienen a conversar, a comentar cómo les va la semana y, en definitiva, se dedican a socializar.

Al menos eso ocurría antes de que la pandemia del COVID calara con tanta fuerza en las vidas de los ciudadanos. Hasta no hace mucho, a pesar de todo, el coronavirus no impedía que siguieran formándose corrillos ni que, sin llegar a lo de antes, algunas mañanas pudieran resultar realmente animadas en las plazas.

Pero las últimas restricciones impuestas por la Administración, el hecho de que los contagios no se detengan y el miedo que parece haber generado esta tercera ola han marcado un punto de inflexión, haciendo que los mercados de abastos sean ahora lugares tristes.

“Los cierres perimetrales impiden que lleguen clientes habituales de Cambados, Vilanova, Catoira, Caldas y otros municipios cercanos, de ahí que las ventas se hayan desplomado"

Vendedores de la plaza de Vilagarcía

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Cierto es que siempre se ve ambiente, pero ya no es lo mismo. La poca gente que acude a comprar, y dicen los vendedores que es cada vez menos, apenas se detiene a saludar. Las conversaciones, cuando se producen, ya no parecen tan animadas. Las risas, lo que se dice risas, se escuchan pocas.

"Esto pinta muy mal"

“No sabemos dónde iremos a parar, pero esto pinta muy mal”, explicaban esta misma mañana vendedores de la plaza de abastos de Vilagarcía.

“La gente no viene a comprar, y aunque enero siempre fue un mes malo, esta vez es peor que nunca”, reflexionaban las pescantinas, abundando en lo que algunas ya avanzaban hace unos días.

Entre ellas las hay que insisten en que “los cierres perimetrales impiden que lleguen clientes habituales de Cambados, Vilanova, Catoira, Caldas y otros municipios cercanos, de ahí que las ventas se hayan desplomado completamente”.

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La tristeza de las plazas Manuel Méndez

Precios bajos

Evidentemente, los precios están bajos; mucho más que en diciembre. Se nota, sobre todo, en productos como la almeja, centollo, cigala, camarón, percebe y tantos otros. Y eso ayuda, no cabe duda, a realizar alguna que otra venta. “Pero estamos prácticamente en el dique seco, y esto va a peor”, reflexionan algunos vendedores, tanto en la plaza de abastos de Vilagarcía como en la de O Grove.

Otros, desde el mercado de Cambados, señalan que “este mes la gente ya no compra tanto marisco, sino que prefiere comprar pescado y chopo”.

Y los que no quieren ninguna de estas opciones, siempre tienen a su alcance las carnicerías y los puestos de verdura existentes en plazas como la vilagarciana. Al igual que pueden disponer de acceso a todo tipo de congelados y transformados, bacalao salado, miel, pan, chorizos, membrillo y un largo etcétera de productos.

Aunque esta mañana también en ellos se apreciaba un movimiento de clientes inferior a lo que suele ser habitual.

“Nosotros también hemos bajado precios, pero aún así, cada vez acuden menos clientes porque la gente tiene mucho miedo a salir de casa y contagiarse”, explicaban en una conocida carnicería local.

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