El guion estaba escrito y nada falló. La foca gris “Rube” fue embarcada ayer en el puerto de Vigo, a bordo del arrastrero “Patricia Marta”. Entre esta noche y mañana alcanzará aguas internacionales del Gran Sol, donde este ejemplar juvenil de 25 kilos de peso recuperará la libertad.

Pero el programa de la Red de Varamientos de Galicia, que permitió salvarle la vida, no se detiene.

De ahí que la piscina de agua salada que ocupó “Rube” en el Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa), en A Illa de Arousa, esté nuevamente ocupada.

Su nuevo inquilino es “Pabbar”, el lobo marino de 21 kilos de peso encontrado el 28 de noviembre en el municipio coruñés de Malpica, al que se diagnosticó “limitación de movilidad a causa de una infección grave, deshidratación y una pequeña obstrucción digestiva”.

“Rube”, durante su transporte a Vigo, antes de embarcar. | // CEMMA

De todo ello se ocupa la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma), cuyo máximo responsable, Alfredo López, confirmaba ayer que toda la operación había salido perfectamente.

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Tras su paso inicial por la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Cemma, en Nigrán, “Pabbar” seguirá ahora al cuidado de esta entidad y de alumnos y profesores del Igafa.

Podrá recuperarse por completo y, sobre todo, ganar peso y fuerza para volver a la libertad, siguiendo así los mismo pasos que “Rube” y otras focas anteriores, como “Silbur”, “Orzán” ,“Raciño”, “Camelle” y “Lucero”.