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Mirador de lobeira

Política municipal en declive

La política municipal está en claro declive y solo la voz de algunos alcaldes y contados concejales se ha dejado oír cuando se está a punto de alcanzar el ecuador del mandato. Parece que los Ayuntamientos funcionan solos y que basta conque alguien asuma el timón para que sigan su curso natural.

Tan en mínimos están las corporaciones locales que ya ni siquiera se discuten sus proyectos. Se hacen, y punto. Pero aquellos que se ejecutan van con toda la calma, como si las administraciones procrastinaran, esa palabra tan en boga aquel año electoral; tal que en punto muerto, laissez faire.

Puede que no haya ganas de trabajar ni de rendir cuentas sobre el día a día de la burocracia, pero serán luego los vecinos quienes valorarán si les vuelven a votar porque para algo deberían servir los concejales, los del gobierno y los de la oposición. Cuestan una pasta gansa todos los meses.

En O Salnés hay cerca de 150 políticos de distinto signo, pero muy pocas veces se sabe siquiera si están ahí. Un ciudadano medio tiene dificultades incluso para identificar el nombre de su alcalde, cuánto más del del pueblo de al lado.

No está de más recordar que si un regidor promueve algo valioso, su nombre quedará grabado para siempre en los libros de historia local, anque difícil va a ser que los que actualmente gobiernan aparezcan más allá de las tediosos registros y actas oficiales. Nadie va a querer hurgar en ellas porque, básicamente, no habrá nada que buscar.

La pandemia les ha venido a todos como anillo al dedo. La mejor excusa para justificar el paso del tiempo sin que nada se mueva.

Habrá quien diga que hizo aquella o tal otra obra, que han estado pendientes de los más desfavorecidos, que se han celebrado plenos ordinarios presencial o remotamente, que han estado siempre atentos a sus ciudadanos, etc. etc.

Pero basta con acudir a las hemerotecas. En casi dos años apenas se verá una iniciativa, una proposición, una idea que sirva para el recuerdo. El año veinte se desvaneció como por encantamiento y este que empieza está abocado a los mismos derroteros.

No se trata de pedir grandilocuencias. Basta con cumplir con el día a día y no permitir retrasos en todo, porque después será imposible retomar la marcha. Presumir de que se intentará aprobar un Plan de Urbanismo después de casi 20 años parece, como mínimo, una burla a los ciudadanos. Llevar un Presupuesto a finales de enero cuando se tiene mayoría absoluta, una demostración de desinterés. Bien es verdad que algunos ni eso.

La ciudadanía demanda algo más que rutinas. Quiere tener una sanidad adecuada, una educación completa, unas comunicaciones correctas y servicios modernos como en cualquier otra parte de la geografía de España.

O Salnés se está quedando atrás, cada vez con menos servicios, más alejada de los centros de decisión, más limitada en su proyección económica y social, aunque se trate de uno de los territorios con mayores posibilidades.

Alguien tiene que acordarse de esta orilla de Galicia para volver a ponerla en la parrilla de salida, sobre todo cuando una de las patas de su economía, el turismo, sufre una importante fractura de la que tardará en recuperarse.

Urge aprovechar el tirón del Año Santo pues la ría de Arousa es parte de su origen. Los alcaldes no pueden obviar este presente ni pensar en que la efemérides se va a estirar durante dos años, simplemente porque el dinero es líquido y, o bien se solidifica o se evapora y sublima. No hay término medio. Basta con hacer los deberes.

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