La calle Rey Daviña amaneció en el día de ayer con cuatro ocupantes muy particulares. No eran humanos aunque lo pareciesen. Se trataba de figuras de poliéster que invitaban a la mirada y a la consiguiente reflexión.

Su aspecto desnudo y reflejando distintos estados vitales, se convirtieron desde primera hora de la mañana en desconfiadas miradas iniciales que luego dieron lugar a la observación e incluso a la recreación.

El autor de esta exposición itinerante es Juan Carlos Platis, quien ha vuelto a sorprender a pie de calle con unas figuras a tamaño natural que han pasado a formar parte de manera muy particular del mobiliario y la decoración urbana. Como el mismo artista manifiesta, “estamos en unos tiempos de limitaciones debido a la situación sanitaria. Precisamente esas limitaciones son las que invitan a sacar el arte a la calle y a ayudar a reflexionar sobre todo lo que nos está pasando”.

El impacto visual de las cuatro figuras buscaba una concienciación respecto precisamente al COVID. La intención de Platis no es otra que “representar las distintas caras de una sociedad ante una pandemia que ha condicionado la vida de todos”.

El objetivo de cada una de las creaciones era el de mostrar las distintas actitudes y consecuencias de las conductas de los humanos ante una situación que obliga a la máxima responsabilidad. En una de las escenificaciones aparece un hombre de considerable volumen con un vaso en la mano. Reconoce su autor al respecto que “en esa figura traté de mostrar la irresponsabilidad de algunos al enfrentarse a las restricciones obligadas. Aquellos que no cumplen las normas y que actúan en favor del aumento de los contagios. Lo expresé en una imagen con actitud irónica y burlesca para reflejar la irresponsabilidad consciente de muchos culpables”.

Otro de los cuerpos representados aparece atado por la cintura y colgado de una de las farolas de la calle Rey Daviña. Una posición que representa la de todas aquellas personas que han perdido su vida a consecuencia de la enfermedad o que atraviesan por una situación crítica debido a la misma. Según Platis, “es un sector que muestra la crueldad de la enfermedad y pone de manifiesto la necesidad de cumplir con lo que esté en nuestras manos para poder ayudar a que esto no vaya a más”.

También utilizando un elemento del mobiliario urbano como un árbol, otra de las figuras aparece encadenada. La imagen invita a reflexionar sobre “las ataduras que tenemos y la importancia de dar valor a todo lo que nos rodea”.

La cuarta y última representación es la de un anciano sentado en una silla de ruedas, una escultura realista inspirada en Moncho, un vecino de Vilaxoán y que ya fue utilizada en alguna otra exposición de Platis. “Representa la fragilidad de los ancianos a la hora de defenderse, tanto los que están en las residencias como los que lo tienen que vivir en soledad”.