El Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia saca pecho. Lo hace porque, como avanzaba FARO DE VIGO, la Comisión Europea ha respondido de forma favorable a su solicitud “para poder incluir en los productos transformados” del molusco de batea una etiqueta en la que aparezca conjuntamente el sello de la propia DOP y el europeo.
“No cabe duda de que esta decisión va a abrirnos muchas puertas en los mercados internacionales”, esgrimen en el Consello, sabedores de la importancia que tiene este reconocimiento para el producto transformado.
Sobre todo desde el punto de vista de la competitividad, ya que “se potencia nuestra capacidad en los mercados”.
Hay que tener en cuenta que el sector conservero ya goza de una fuerte presencia en los mercados extranjeros, y en el Consello Regulador creen que es su deber “ayudar” a la industria transformadora “para que pueda disponer de cuantas más herramientas mejor”.
En ello abunda Joaquín Garrido, el secretario del órgano regulador que preside Lina Solla, quien detalla que “esta autorización lleva aparejada una modificación del pliego de condiciones de la DOP”. Y concreta que “permitirá utilizar el símbolo comunitario en las etiquetas de los productos elaborados con Mexillón de Galicia, incluso cuando hayan sido sometidos a un tratamiento tecnológico o de conserva”.
Tal y como se explicaba ayer en el decano de la prensa nacional, el Consello considera que, de este modo, “se refuerza” ante el consumidor “la calidad que ya atesora nuestro sello”, puesto que desde ahora podrá aparecer en las latas de conserva y demás productos elaborados o transformados junto al característico distintivo de calidad de la UE, “equiparando el mejillón en fresco, que se presentaba ya con la etiqueta de la DOP y la europea, con el molusco transformado o en conserva”.
¿Pero qué significa o qué representa ese distintivo europeo? Pues que Mexillón de Galicia gana enteros adaptándose a la política de calidad de la UE, cuyo objetivo no es otro que “proteger las denominaciones de productos específicos para promover sus características únicas, vinculadas a su origen geográfico y al saber hacer tradicional”.
Lo que pretende con ello la UE es consolidar las Indicaciones Geográficas (IG) como elemento capaz de generar confianza entre los consumidores y de ayudar a los productores en la comercialización de sus productos.
De este modo, las indicaciones geográficas “desempeñan un papel cada vez más importante en las negociaciones comerciales entre la UE y otros países”, consideran en Bruselas.
Es así como surge la figura de las DOP (Denominación de Origen Protegida), para alimentos y vinos; la IGP (Indicación Geográfica Protegida), también para esos productos; y la IG (Indicación Geográfica), para bebidas espirituosas y vinos aromatizados.
Lo que consigue la UE con este sistema de indicaciones geográficas es “proteger los nombres de los productos que proceden de regiones concretas y tienen cualidades específicas o gozan de una reputación vinculada al territorio de producción”, como sucede con el molusco cultivado en las bateas gallegas que se somete a los controles y certificaciones de Mexillón de Galicia.
Cabe apuntar que las diferencias entre una DOP y la IGP tienen que ver, principalmente, con “la cantidad de materia prima del producto que debe proceder de la zona en cuestión o de las partes del proceso de producción que han de tener lugar en la región específica”.
Características de una DOP
Una Denominación de Origen Protegida (DOP) ampara los nombres de productos que tienen los vínculos más fuertes con el lugar geográfico en el que se producen, como es el caso del molusco de las rías gallegas.
Lo que hace la marca es certificar y diferenciar “todas las etapas del proceso de producción, transformación y preparación”, garantizando que todo ello tiene lugar en la región específica de que se trate.
En el caso de los vinos, como sucede con la DO Rías Baixas, la marca representa que las uvas empleadas en el proceso de vinificación proceden exclusivamente de la zona geográfica en la que se elaboran.
La Comisión Europea pone como ejemplo el aceite de oliva Kalamata DOP, que se produce exclusivamente en la región de Kalamata (Grecia) y en cuya elaboración se utilizan variedades de aceitunas de esa zona.
En cuanto a la figura de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), “pone de relieve la relación entre la región geográfica específica y el nombre del producto cuando su calidad, reputación u otras características específicas son atribuibles, fundamentalmente, al origen geográfico”.
En el caso de los vinos, detallan en Europa, “esto significa que al menos un 85% de las uvas utilizadas deben proceder exclusivamente de la zona geográfica en la que se elabora”.
“La presencia conjunta de nuestro sello y el logotipo europeo que ampara a las DOP contribuirá a que nuestra marca se vaya haciendo un hueco entre las cadenas de distribución y consumidores de otros países”
Citan como ejemplo el jamón Westfälischer Knochenschinken IGP, que si bien se produce en Westfalia (Alemania) siguiendo técnicas ancestrales, no es carne procedente en exclusiva de animales nacidos y criados en esa región.
En el Consello Regulador se felicitan por la consecución de esta autorización y sentencian que “la presencia conjunta de nuestro sello y el logotipo europeo que ampara a las DOP contribuirá a que nuestra marca se vaya haciendo un hueco entre las cadenas de distribución y consumidores de otros países”.
Los percebeiros vuelven a enfrentarse a los bateeiros
Nadie dudaba de que iba a volver a suceder, y así ha sido. Los percebeiros vuelven a enfrentarse a los bateeiros tratando de impedirles la extracción de la semilla de mejillón (mejilla) que necesitan para preparar el siguiente ciclo de cultivo.
Como es habitual, algunos mariscadores y sus cofradías quieren evitar el paso de los acuicultores a zonas ricas en percebe, lo cual desencadena enfrentamientos verbales e incluso ataques a vehículos y embarcaciones.
Esta vez hay que hablar de los problemas vividos en Cangas y Aldán, cuando el lunes algunos percebeiros ya increparon a mejilloneros de A Illa que tuvieron que abandonar la zona para evitar males mayores.
Y ayer volvió a suceder, esta vez en Cabo Home, donde “los percebeiros nos estaban esperando para amedrentarnos”, denuncian los mejilloneros.
Los mismos que insisten en que “tarde o temprano tendremos que lamentar alguna desgracia” y condenan la “tibieza” de la Consellería do Mar a la hora de tomar decisiones, teniendo en cuenta que la ley les ampara con la recolección de semilla en las rocas del litoral.
“Lo que sucede es que se acabó la campaña de Navidad y como ahora no tienen ingresos, lo que quieren los percebeiros es recoger ellos la cría para hacer negocio vendiéndola”, denuncian los acuicultores, que esta vez culpan directamente a cofradías de pescadores como la de Baiona.
A la espera del certificado de sostenibilidad de la MSC
La decisión de la Comisión Europea en el sentido de incorporar su sello de calidad al de la DOP es un paso más en la política de expansión de Mexillón de Galicia, donde se disponen a lograr también el “sello azul” de Marine Stewardship Council (MSC), un programa de certificación y ecoetiquetado de pesquerías de captura salvaje que cumple con los requisitos de buenas prácticas establecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y la Asociación Mundial para Estándares de Sostenibilidad (ISEAL).
El “sello azul MSC” es, cabe recordar, un distintivo que solo se concede a peces o mariscos de captura salvaje procedentes de pesquerías que han sido certificadas con base en indicadores científicos de pesca sostenible.
En toda la cadena
Este distintivo garantiza que “a lo largo de toda la cadena de suministro, desde el mar al plato, el pescado y el marisco certificados por MSC se mantiene separado de otros productos no certificados y es etiquetado de forma clara, de manera que su origen puede ser rastreado hasta una pesquería sostenible certificada”, explican los promotores de esta iniciativa.
El objetivo que se persigue es hacer de la sostenibilidad un elemento prioritario, siempre de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible y protección de los recursos marinos establecidos por Naciones Unidas y la FAO.
En todas las bateas
Como se explicó en su momento, lograr el “sello azul” pasa por someter todas las bateas de mejillón a un proceso de control y certificación, actualmente en marcha, mediante el que se pueda demostrar la sostenibilidad del sector.
Una vez conseguida esta nueva marca de diferenciación “demostraremos que somos capaces de convivir en este entorno privilegiado que son las rías con pescadores, mariscadores y demás sectores del mar; al igual que dejaremos claro por qué convertimos Galicia en la primera región acuícola de Europa y mostraremos el saber hacer de los bateeiros para trabajar en un medio natural tan importante como el nuestro una especie autóctona única que genera riqueza económica, social y cultural”, explicó el ya expresidente del Consello Regulador, Francisco Alcalde, cuando en noviembre de 2019 dio a conocer este proyecto.
