O Grove es un pueblo diferente, con enorme diversidad y potencial humano; un pueblo trabajador que lucha por la superación y recibe y da servicio a cuantos lo visitan. Es, también, un pueblo de campeones, tanto en piragüismo como en remo, balonmano, fútbol, baloncesto…

Además tiene grandes músicos, literatos, pintores, actores y cocineros; grandísimos profesionales que destacan al más alto nivel culinario con establecimientos adaptados a todas las exigencias, hasta el punto de rozar la excelencia.

Queda patente con la entrega a Javier Olleros de dos “estrellas Michelin”, reconociendo así su importante trabajo en el restaurante Culler de Pau.

Tengo el honor de conocerlo y disfrutar de su amistad, al igual que, de vez en cuando, he podido saborear su espectacular cocina.

Javier Olleros. Noé Parga

Lo conozco desde que sus encantadores padres, Isabel y Pepe, se trasladaron desde Suiza a O Grove, hace más de cuarenta años. Fueron ellos los que le inculcaron valores tan importantes como la sencillez, la educación, el respeto y el trabajo.

Con estos mimbres, y sin que nadie le regalara nada, a Javi Olleros le tocó poner todo lo demás, es decir, esfuerzo, superación, disciplina, creatividad, tenacidad y mucho trabajo.

Es así como logró algo casi imposible de conseguir, como son esas dos “estrellas Michelin”.

Pero Javi lo hizo posible, sin duda debido, también, a un buen olfato que lo llevó a rodearse de muy buenos marineros para trazar esta travesía sin perder el norte, desafiando los momentos de brumas y tinieblas.

El cocinero con dos "estrellas Michelin", Javier Olleros. Noé Parga

A este cóctel sumó otro ingrediente esencial, como es el papel que desempeña su compañera, amiga y esposa, Amaranta, con la que forma un equipo que es ejemplo a seguir por todos, especialmente por una juventud un tanto desordenada y desconcertada en estos tiempos que corren.

Javier Olleros, en definitiva, es un profesional de la cocina con las ideas muy claras. Un hombre que con delicadeza, gusto y paciencia sabe sacar el mejor resultado a lo mejor de nuestra tierra y nuestros mares, conjugándolo todo para deleite de sus afortunados clientes.

Es, no cabe duda, un orgullo para la aldea de Reboredo y O Grove, un ejemplo de sencillez y un maestro de la cocina que pasea con orgullo el nombre de su tierra y sitúa a Galicia en lo más alto de la gastronomía internacional.