Manuel Ferreirós Campaña era un vecino del Concello de Catoira cuyo cadáver apareció tirado en el exterior de su vivienda.
Se trata de un hombre de 77 años de edad, soltero, que vivía solo y que apenas tenía relación con la poca familia que le queda –unos primos y dos hermanastros–, por lo que quizás el Concello tenga que hacerse cargo del cuerpo.
Todo va a depender de lo que determine la jueza de Caldas que investiga lo sucedido y que el lunes, a eso de las 20.30 horas, se ocupó del levantamiento del cadáver.
Será ella quien determine si Manuel Ferreirós murió por causas naturales u otros motivos, concretando también si puede ser enterrado ya o no.
Parece ser que la víctima podría presentar un golpe en la cabeza, aunque se desconoce si está relacionado con su muerte o si se golpeó al caer al suelo.
Su cuerpo estaba tendido prácticamente frente a la vivienda que ocupaba en el lugar de Portocanles – en la parroquia de Dimo–, una pequeña construcción que le habilitó el Concello hace años, ya que la casa original estaba ruinosa.
Aunque con cautela, porque apenas mantenían relación, Miguel Aragunde, uno de los hermanastros de la víctima, considera que la muerte pudo deberse a causas naturales, ya que el fallecido “ya estuvo ingresado no hace mucho en el hospital de Pontevedra, y parece que recientemente también sufrió algún desmayo”.
Miguel Aragunde Catoira, hermanastro de la víctima:
“Hace años le dije que viniera a vivir conmigo, como mi otro hermanastro, pero no quiso”
Miguel Aragunde Catoira, de 59 años, es hermanastro de Manuel Ferreirós Campaña, el septuagenario que apareció muerto en la tarde del lunes, cuando ya había anochecido.
“No se sabe qué pasó; solo que apareció tirado al lado de su casa y que pudo haberse desmayado o sufrir una parada cardiorrespiratoria”, explica este familiar de la víctima.
“No manteníamos demasiada relación, no iba a su casa y casi no nos veíamos, aunque si nos encontrábamos por la calle nos saludábamos sin problema”, relata el propio Miguel Aragunde Catoira.
“En varias ocasiones le dije que se viniera a vivir conmigo, como hizo mi otro hermanastro, Jorge Lores, pero Manolo no me hizo caso y prefirió seguir viviendo solo, a pesar de que le gustaba mucho la compañía y hablar con la gente”.
Tras señalar que la última vez que se lo planteó fue “hace cuatro o cinco años”, también aduce que “últimamente” el fallecido “ya andaba algo fastidiado, y parece que había un primo que tenía que estar pendiente de él, pero no sé mucho más de lo que pasó”.
Lo cierto es que Manuel Ferreirós seguía siendo un desconocido para muchos residentes en la parroquia catoirense de Dimo.
“Lo único que sabía de él es que era hijo de soltera, que vivía solo y que no tenía familia”, explica una mujer que vive cerca de la vivienda en la que apareció el cadáver.