Hace días se explicaba que el viejo drakkar de la asociación cultural Ateneo Vikingo se había hundido en el río Ulla, muy cerca de las Torres de Oeste; precisamente el lugar en el que cada mes de agosto –salvo el pasado– se convierte en protagonista del tradicional desembarco de los guerreros nórdicos. Ayer se procedió a reflotarlo no sin importantes complicaciones a causa de las corrientes. El estado de la embarcación es ahora preocupante.