Un día después de que la Xunte Galicia anunciase que en A Illa de Arousa se realizaría un cribado masivo para localizar asintomáticos, un bando municipal arroja un poco de luz sobre los PCR que se le realizarán a los voluntarios que decidan someterse a la prueba. De acuerdo con el texto publicado por el Concello el día de Nochebuena, será el 26 de diciembre de 2020 cuando se realice después de que se haya registrado un crecimiento espectacular de casos de coroonavirus en el municipio, aspecto que mantiene al concello arousano sometido a máximas restricciones.

El cribado masivo de A Illa se hará en el centro de salud Casa do Mar. El Sergas ha programado dos turnos: uno de mañana de 9:30 a 15:00 horas, y otro de tarde de 16:00 a 19:00 horas. El Concello advierte en el bando que se realizarán pruebas PCR exclusicamente a la población incluída en la franja de edad que va de los 15 a los 24 años. Avisa también que si la incidencia del coronavirus sigue igual en el concello se ampliarán los grupos analizados y se anunciarán nuevas fechas.

Los voluntarios que decidan acudir al cribado masivo de A Illa deberán acudir al centro de salud con el DNI y se deberá cumplir en todo momento con las medidas de seguridad anticovid, esto es, el uso de la mascarilla y respetar la distancia de seguridad. Se recomienda que los menores de edad vayan acompañados de un adulto.

A Illa de Arousa ha pasado en diez días de ser el único reducto limpio de coronavirus a convertirse en el foco al que Sanidade prestará mayor atención. La curva sigue disparada con 97 positivos, nueve más que ayer y casi el triple desde el pasado 13 de diciembre.

Sonia Otero, con su compañera frutera, a mediodía IÑAKI ABELLA

“Vamos a caer como moscas”

La sensación en el pueblo era ayer más de angustia que de preocupación. “Vamos a caer como moscas”, resumía María Barreiro, una mujer que a mediodía acudía a la plaza para recoger un gallo que había encargado para la cena familiar de esta noche.

Ambiente que también se registraba en la “triste” plaza de abastos isleña a la que casi no entró ni un cliente en las horas centrales de la mañana. “Desde el confinamiento, muchos de los compradores hacen sus pedidos por teléfono”, confirma Sonia Otero Dios, responsable de la pescadería “Maruxía”, uno de los puestos más concurridos en estas fiestas navideñas. En la concesión vecina, su compañera de la frutería asentía sobre el cambio en las costumbres desde que se confirmó la gravedad de la pandemia.

Y el propio alcalde Carlos Iglesias se mostraba “muy preocupado” porque se desconoce el origen de tantos brotes en una localidad caracterizada por su densidad de población: “En 2,5 kilómetros cuadrados se concentran 5.000 vecinos, ¡imagínese lo que puede ser esto si no se toman medidas!”, expresaba con cierta serenidad el regidor frente a la Casa Consistorial pues en ese momento había ciertas noticias positivas pues 16 pacientes habían negativizado.

Gonzalo Durán, en su doble vertiente como médico y alcalde de Vilanova, remarcó la importancia de la responsabilidad de cara a la celebración de estas fechas navideñas. “No todo son las normas que nos pongan. Ahí nos dicen lo que tenemos que hacer, pero nosotros tenemos que decidir lo que hacemos. Tenemos que cumplir con la ley, pero el estado no llega a la conciencia de cada uno”, subraya.

En la misma línea, el regidor vilanovés recuerda que “si en las mesas va a haber personas que trabajan en zonas de mucho movimiento de gente, hay que pensarlo dos veces antes de ir a cenar con los abuelos. Estamos al salto de la tercera ola y del inicio de la vacunación y deberíamos aguantar un poco más para evitar unas desgracias. Se puede sustituir la cena por una visita con seguridad y evitar los besos”. Insiste Durán en que “estamos todos con una deuda de cariño grande este año, pero lo de juntarse a cenar en un local cerrado 10 personas en un comedor de 20 metros cuadrados tiene mucho riesgo”.