La hostelería vilagarciana continúa con sus acciones de protesta debido a las medidas a las que se han visto expuestos por las restricciones COVID-19. El cierre obligatorio a las 17.00 horas es una cuestión que se ha convertido en motivo de crítica por parte del sector al entender que falta coherencia en su limitación al trabajo a tenor de las cifras de contagios, antes y después del cierre de los establecimientos.

La llegada en la tarde de hoy de Alberto Núñez Feijóo a la Autoridad Portuaria de Vilagarcía se convirtió en lugar de concentración de cerca de medio centenar de hosteleros. Allí, y durante más de una hora, hicieron sonar sus cacerolas, así como diferentes útiles de trabajo, para hacer evidente su malestar con una situación que entienden como “ilógica e irracional”.

El sonido de protesta aumentó notablemente los decibelios a la llegada del coche oficial del presidente de la Xunta de Galicia. Incluso fueron muchos los vehículos que se sumaron a la acción haciendo sonar sus bocinas.

Te puede interesar:

Siempre respetando el cordón policial establecido, los hosteleros se aproximaron hasta donde les fue permitido para evidenciar su hartazgo con una situación en la que consideran que se le ha vulnerado su derecho al trabajo. En esta línea, abogan por un aumento en la dureza de las sanciones a cambio de una mayor laxitud de horarios.