El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI) cifra en 276 millones de euros los beneficios generados por esas grandes ballenas a las que sigue con atención desde hace años y que, como se aprecia cada verano, parecen tener querencia por las aguas gallegas.

Son, en consecuencia, “276 millones de razones para proteger a las ballenas”, sentencia Bruno Díaz López, el doctor en Ecología que dirige este centro de carácter científico y divulgativo asentado en O Grove.

Para realizar tal estimación, y aún siendo consciente de que “el verdadero valor de la biodiversidad” no es algo que siempre se pueda cuantificar, el experto sostiene que, además de la riqueza medioambiental que representa la presencia de los mamíferos marinos en Galicia, “es evidente también su importancia económica, ya que aportan múltiples beneficios al ecosistema y la sociedad”.

La aleta de una de las ballenas estudiadas. BDRI

Mayor productividad marisquera

Así pues, para concluir que generan unos beneficios económicos de 276 millones de euros, el BDRI tiene presentes activos intangibles como “la fertilización del océano, lo cual aumenta su productividad y beneficia a la pesca, el marisqueo y acuicultura”.

Pero también la contribución de los grandes cetáceos “a la lucha contra el cambio climático, la captura de carbono en sus cuerpos y los potenciales beneficios que reportan para el turismo”.

276 millones de Euros! 276 millones de razones para proteger a las ballenas!!! Ya que el verdadero valor de la...

Posted by BOTTLENOSE DOLPHIN RESEARCH INSTITUTE - BDRI on Thursday, December 10, 2020

El proyecto de fotoidentificación

Ese “valor potencial” de los “servicios prestados” por las ballenas fue calculado “en base a los resultados obtenidos en el proyecto Balaenatur y a las últimas investigaciones científicas y económicas aportadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI)”.

Las conclusiones a las que llegan Bruno Díaz y su equipo se basan en el seguimiento de las diferentes especies de ballenas presentes en las Rías Baixas, a las que se siguió y censó mediante procesos como el de fotoidentificación gracias al mentado proyecto científico, desarrollado en colaboración con la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Como se informó puntualmente en FARO, prácticamente tras cada avistamiento, fue así como el BDRI pudo seguir los pasos de la gran ballena azul, la jorobada, el rorcual común y otras muchas especies para obtener una información “que puede contribuir a que las autoridades competentes empiecen a prestar cada vez más atención a la importancia de la biodiversidad marina”, declara el doctor en Ecología.

De este modo, considera el investigador, podrán desarrollarse políticas capaces de fomentar una gestión sostenible de los ecosistemas marinos y la conservación de las especies. 

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Una espátula buscando alimento en el espacio intermareal de O Grove. BDRI

La migración otoñal de las aves 

El BDRI no solo presta atención a los mamíferos marinos, sino que también se detiene a analizar la importante presencia de aves en Galicia.

Especialmente ahora, cuando la migración otoñal trae infinidad de especies nórdicas a estas latitudes, ya sea en paso o para quedarse a pasar el invierno.

Desde este centro resaltan que son muchas “las aves migratorias que visitan los humedales de O Grove”, una de las principales zonas de tránsito de Galicia para las distintas especies que viajan entre el Norte de Europa y África.

Asimismo, destaca la importancia de algunas amenazadas y otras tan llamativas como la espátula común (Platalea leucorodia), “todo un símbolo de la protección de este tipo de ecosistemas y que viaja desde el norte occidental de Europa, donde se reproduce, realizando desplazamientos de más de mil kilómetros hacia el sur”.

Esto “las obliga a detenerse para descansar y alimentarse durante varias semanas en paradas intermedias como la de O Grove, en su camino hacia los cálidos humedales de Mauritania y Senegal”.

Aprovechan en el BDRI para destacar que “es una especie inconfundible por su gran tamaño, su color blanco y su costumbre de vadear los fondos de los humedales para alimentarse rastreando el fango con su aplanado pico”.