Rondaban las diez y media de la noche del 8 de diciembre de 1980, y un hombre llamado Mark David Chapman esperaba al célebre músico John Lennon a las puertas del edificio de Nueva York en el que este residía. Cuando el artista llegó a la altura de la puerta, Chapman le disparó cinco veces con un revólver, causándole la muerte.
El martes se cumplen 40 años del asesinato de Lennon. Fue uno de los crímenes más célebres del siglo XX por la enorme envergadura de la víctima. Porque Lennon no era un músico más, sino un “exBeatle” y, además, un hombre que pretendía con su música hacer temblar los cimientos de una sociedad contaminada por el egoísmo, la desigualdad o el racismo.
Para el vilagarciano Manuel Seixas, profesor de Filosofía, escritor y músico de la banda Korosi Dansas, John Lennon no se hizo grande por su música -considera que los Beatles sí fueron una banda capital del siglo XX, pero está convencido de que había otros integrantes con más talento que Lennon-, sino porque “intentó cambiar el mundo con la música”.
“Fue el único de los Beatles que se comprometió con la sociedad, que luchó por la utopía de cambiar este mundo”. Para Seixas, los mensajes a favor de la paz y sus denuncias sobre los abusos del capitalismo le convierten hoy en un artista de plena vigencia. “‘Imagine’ es lo que nos gustaría a todos que fuese el mundo. No es así, pero por lo menos esa canción nos muestra el lugar al que nos gustaría llegar”.
Para el vilanovés Paco Charlín, sin embargo, el legado del músico británico está sobrevalorado, en gran medida porque la maquinaria capitalista contra la que él tanto luchó lo ha mercantilizado para hacer dinero. “John Lennon criticaba el capitalismo, pero vivía en Manhattan. Lo que él decía, molaba a la gente, quizás porque era una persona de raza blanca y habla inglesa... Jimi Hendrix, Bob Marley o Martin Luther King ya no molaban tanto”, ironiza el vilanovés, que estudió jazz en la Berklee, una de las universidades de música más importantes del mundo. “No quiero restarle méritos a John Lennon -añade Charlín-. Fue un artista importante. Pero creo que se ha convertido en un producto que hay que explotar, y me disgusta que se haya convertido en una marca”.
Karlos Abal, de Ribadumia e integrante de los Airas, declara un amor incondicional por el británico, del que dice que, “fue uno de los artistas más grandes del siglo XX”. Le gusta la obra con los Beatles, pero aclara inmediatamente que, “su obra en solitario es la que más me marcó, la que más presente tengo”.
Abal recuerda que cuando el vocalista de Airas, Kevi Aragunde y él estudiaban en A Coruña hubo una época en la que escuchaban una y otra vez el disco “Imagine”. “Más allá de la canción, es un disco brutal”, declara. Por aquel entonces les gustaba tanto, “que hicimos coincidir un concierto de los Airas en un 8 de diciembre, para rendir un pequeño homenaje a Lennon”.
El cambadés Gustavo Rey, integrante de bandas como Noite Fechada, fundador de la sala de conciertos Krazzy Kray y promotor musical, resalta de John Lennon también su faceta de agitador social. “Los Beatles rompieron todos los esquemas, abrieron caminos que permitieron que luego se asentasen otros estilos musicales. Los Beatles son un fenómeno musical, pero para mí Lennon fue sobre todo un fenómeno social”.
“Llevó al ‘mainstream’ un discurso en contra del racismo, de la guerra, de la discriminación... Fue la voz de una generación que quería llevar a cabo una revolución que sigue candente a día de hoy”, afirma Gus Rey.
No obstante, el cambadés también se molesta cuando ve el uso que algunos dan a la figura de Lennon. “El sistema capitalista contra el que él luchó ahora lo utiliza para ganar dinero... Su figura se desmembró a lo largo de los años, y ahora le vale a todo el mundo, cuando no era esa su intención. Por eso, algunos actos de pleitesía que se le rinden hoy son bastante hipócritas”.
Arte o entretenimiento
Para Manuel Seixas, Lennon pudo contentarse con vivir de las rentas y componer canciones bonitas pero huecas, y en vez de eso escogió el camino difícil. Una dicotomía que existía entonces, y que sigue existiendo hoy. “Se hace música con mensaje, pero si nos fijamos en los premios que dan la MTV, los 40 Principales.... No nos dan más que entretenimiento. Estamos en un momento en el que la música ya no se considera un arte, sino un entretenimiento comercial más”.
Gus Rey percibe que, “se hace muchísima más música con mensaje, y sin embargo la que más se escucha es la de usar y tirar”. “La industria prefiere generar un tráfico grande de obras y consumo rápido a que la gente dedique tiempo a buscar títulos con contenido”.
Por ello, para luchar contra la velada dictadura de la industria, los algoritmos y las experiencias desechables, no queda más remedio que ejercer la libertad. Y una buena forma de ello podría ser escuchar por primera vez, o regresar, a “Imagine”, opina Karlos Abal. “Ese disco es un hito histórico. Escucharlo puede suponer un antes y un después en la vida de cualquiera”.
