Cuando todas las miradas estaban puestas en el puerto de Bouzas, a causa del incendio declarado en las bodegas del barco “Baffin Bay” durante unas obras de reparación, en aguas de Arousa se producía un hecho similar e igual de peligroso, aunque a menor escala.
En este caso las llamas se declararon en un barco auxiliar de acuicultura que trabajaba en una batea de O Grove.
Finalmente, todo quedó en un susto, pero la angustia del momento no se la quita nadie a quien estaba a bordo ni tampoco a los que vieron la espesa humareda desde la lejanía.
El relato de los hechos
Pudo haber sido una tragedia, pero finalmente todo quedó en un leve siniestro. Eso sí, con importantes pérdidas materiales. Fue un accidente ocurrido a la altura de uno de los polígonos bateeiros de Meloxo, frente a la costa de O Carreiro.
Allí se encontraba el “Fragamares”, un barco de la cuarta lista construido en el año 2004 y de casi 21 metros de eslora total que estaba patroneado por un conocido vecino grovense, Alberto Fraga.
Cuando estaba trabajando se originó un incendio, presumiblemente a causa de un cortocircuito, en el cuadro eléctrico de la nave, cuyo casco es de poliéster y dispone de una potencia de 250 caballos.
Capitanía y Salvamento Marítimo
“En cuanto se produjo el incendio, desde el barco dieron aviso a Salvamento Marítimo Fisterra, que puso en marcha los protocolos correspondientes”, explica Manuel Calderón, responsable de seguridad en Capitanía Marítima de Vilagarcía.
Cuando el servicio asentado en Monte Enxa (Porto do Son) ya había empezado a alertar por radio a la flota para que extremara las precauciones y, en la medida de lo posible, procediera a auxiliar al “Fragamares”, desde este barco auxiliar de acuicultura contactaron nuevamente con Salvamento Marítimo para comunicar que “la situación estaba controlada, que el fuego estaba apagado y que ya no necesitaban ayuda” porque no había heridos y la nave no corría peligro.
Además, había otras embarcaciones de pesca y acuicultura en los alrededores dispuestas a prestarle auxilio en caso necesario.
“Ha sido muy aparatoso porque salía mucho humo, pero los daños se limitan al motor de arranque”
El "Corvo Mariño" de la Guardia Civil
Y por si no fuera suficiente garantía, se acercó inmediatamente la patrullera “Corvo Mariño” de la Guardia Civil del Mar, cuya tripulación confirmó a Salvamento Marítimo que todo estaba bajo control y que el barco que había sufrido el incendio regresaba a puerto por sus propios medios.
“Ha sido muy aparatoso porque salía mucho humo, pero los daños se limitan al motor de arranque”, explicaba en ese instante, desde su casa en Ardia, otro conocido grovense, Raúl Fraga, padre del patrón del “Fragamares”.
Descartaron remolcarlo
Como él mismo reconoció, inicialmente se pensó que iba a ser mejor remolcar la embarcación hasta llegar a puerto, aprovechando la presencia en el lugar de agentes del instituto armado y otros barcos bateeiros, como el “Con Roibo”.
De este modo se quería evitar correr riesgos al encender el motor y hacer fluir el gasóleo, por si el incendio se reproducía.
“Pero la grúa está escorada y remolcar es más peligroso, de ahí que optáramos por avanzar poco a poco por nuestros propios medios”, confirmaba minutos después, al timón, el propio Alberto Fraga.
“Tuvimos la suerte de apagar el fuego a tiempo, al ser el barco de poliéster no quiero ni pensar qué habría pasado”
El barco iniciaba así el lento viaje de regreso a O Corgo desde Meloxo, seguido con la mirada, atentamente y no sin preocupación, por numerosos bateeiros y pescadores que en ese instante faenaban en la ría y se habían percatado de lo que había ocurrido.
“Tuvimos la suerte de apagar el fuego a tiempo, antes de que entrara en contacto con el barco, ya que al ser de poliéster no quiero ni pensar qué habría pasado”, reflexionaba el acuicultor, aún reponiéndose del susto, mientras regresaba a casa escoltado en todo momento por la Guardia Civil, lo cual también le daba tranquilidad.
A salvo en casa
Pasaban unos diez minutos de la una de tarde cuando el “Fragamares” completaba su viaje y amarraba en su puerto base de O Corgo.
Tras el suspiro de alivio al saberse a salvo, ahora es el momento de que Alberto Fraga y su familia evalúen los daños y afronten las reparaciones oportunas. Pero eso, al fin y al cabo, es un mal menor si se compara con lo que pudo haber pasado.