“No habrá ni un solo problema de olores”. Así de contundente se ha mostrado la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, en la presentación del proyecto de la futura planta de compostaje de biorresiduos, que la Xunta va a construir en Baión (Vilanova).

La presentación ha tenido lugar esta mañana frente a la parcela que ocupará la nave. La Xunta ha invertido millón y medio de euros en la compra de siete terrenos del polígono industrial de Baión, lo que supone dos tercios de la llamada “manzana 5”. En total, suman 19.600 metros, y las naves en sí ocupan unos 9.000.

El presidente de Sogama, Javier Domínguez, ha hecho hincapié en que todas las naves estarán cerradas de modo hermético, y que las paredes serán de hormigón armado. De este modo, aseguró que no se producirá filtración alguna al exterior de gases ni de olores.

La Unión Europea obliga a que en 2024 se reutilicen los biorresiduos domésticos (los restos orgánicos de comida), pero el Gobierno central está trabajando en una ley que podría acortar ese plazo a 2022. Por ello, la Xunta ha planeado una serie de plantas de compostaje, en las que se recogerán y tratarán los biorresiduos de los ayuntamientos.

Ya hay una en marcha, la de Cerceda (A Coruña), y están en proyecto otras tres: una se construirá en el norte de la provincia de Lugo, otra en la comarca ourensana de A Limia, y la cuarta en Vilanova.

La Xunta explica que se van a invertir 15,5 millones de euros en la construcción de la planta, y que tendrá capacidad para el tratamiento de 15.000 toneladas anuales de biorresiduos, y 7.000 de restos de poda y otras materias vegetales necesarias para cumplir la función de estructurante. El proceso dará como resultado unas 6.000 toneladas anuales de fertilizante natural.

Tanto el presidente de Sogama como la conselleira de Medio Ambiente han hecho mucho hincapié en que el centro de compostaje será inocuo para el entorno y que no generará problema alguno de olores.

La planta dará servicio a 25 ayuntamientos, situados en un radio de 50 kilómetros de distancia de Vilanova. Esto generará un mayor volumen de tráfico en el entorno, pero el alcalde, Gonzalo Durán, confía en que esta situación no generará problemas nuevos de circulación en la zona.

La Xunta sacó ayer a licitación la redacción del proyecto, por un importe de 150.000 euros. Las empresas dispondrán de un plazo de tres meses para presentar sus pliegos, de modo que la obra en sí arrancará presumiblemente a mediados de 2021. De este modo, podría entrar en funcionamiento a finales del año próximo o comienzos del siguientes, según los plazos que se acuerden con los contratistas.

Entre tanto, los concellos deberán ir adaptando sus infraestructuras y servicios de recogida de la basura, puesto que se va a colocar un nuevo contenedor en la calle, de color marrón, y reservado en exclusiva para los restos orgánicos. Esto obligará a los municipios a readaptar los espacios para la ubicación de los depósitos y renegociar en algunos casos sus contratos de recogida, pues harán falta nuevos camiones o horarios de recogida.