Vilanova lleva arrastrando desde hace años una importante deuda pese a estar sometido a un plan de saneamiento económico que nunca acaba de cumplir. Esta situación se refleja en un dato demoledor, el período de pago medio a proveedores, es decir, cuánto se tarda en pagar una factura. Esa cifra se situaba en el segundo trimestre del año en 423 días, mientras que en el tercero ha decrecido un tanto, al situarse en 419,72 días. Ese descenso en tan solo cuatro días continúa manteniendo a Vilanova como el Concello al que más le cuesta abonar las facturas de la comarca de O Salnés, y uno de los que más tarda de Galicia.
Durante el tercer trimestre del año, Vilanova abonó 692.448,72 euros en facturas pendientes de pago, pero todavía tiene que hacer frente a 2.027.359,08. Esta situación, que Vilanova viene arrastrando desde hace tiempo, puede provocarle un severo problema ya que la Administración General del Estado podría retener recursos del régimen de financiación correspondiente, es decir, procedentes de la participación que le corresponde en los tributos nacionales y efectuar el pago directamente a los proveedores.
Gran parte de la deuda que acumula Vilanova en estos momentos es a otras administraciones, como es el caso de la Mancomunidade, con atrasos de 400.000 euros. En este último caso, el alcalde vilanovés, Gonzalo Durán, asegura que su gobierno tomó la decisión de cumplir con los pequeños proveedores durante la pandemia y aplazar otros pagos como son los que debe al ente comarcal.
La situación que refleja el informe que se le presentó en el último pleno a los miembros de la corporación vilanovesa, no ha sorprendido a los grupos de la oposición que vuelven a incidir sobre el hecho de que “la gestión económica de los últimos años de Durán está siendo nefasta y, pese a estar sometidos a un plan de ajuste económico, no se ha conseguido reducir la deuda que se arrastra”. Además insisten en el problema que la tardanza en los pagos provoca a los proveedores, a los que “acaban sufriendo importantes desequilibrios de tesorería y se exponen a acabar quebrando por culpa de la administración municipal”.
