Con tan solo tres casos positivos, A Illa se ha convertido en el pequeño “oasis” de la comarca de O Salnés en plena pandemia, un lugar donde todavía se puede gozar de sentarse en una terraza mientras se degusta desde un café a una cerveza o cualquier otro alimento. Sin embargo, esas dos son las únicas diferencias con respecto al resto de municipios, ya que las singularidades orográficas de A Illa prácticamente la obligan a guardar las mismas restricciones a la movilidad que el resto de los municipios limítrofes.
“Los puntos más próximos a los que podemos desplazarnos son Catoira o Caldas, dos municipios con los que apenas tenemos interacciones”, reconocía ayer el alcalde isleño, Carlos Iglesias, mientras recordaba que “la movilidad entre los concellos de esta comarca es muy habitual, y nosotros estamos todavía más limitados que nuestros vecinos en este caso, porque no podemos ir a Cambados, Vilanova o Vilagarcía, aunque si podríamos ir a cualquier otro punto de España que esté en nuestras mismas condiciones”. Una de las preocupaciones que había en el municipio era si se iba a llenar de visitantes de zonas restringidas durante el fin de semana. No ocurrió lo de otros momentos de la pandemia, pero “nos consta que si hubo personas paseando y en las terrazas que no eran de A Illa pese a los controles de Policía Local y Guardia Civil”, explica Iglesias.
