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El teatro sobrevive en las trincheras

Grupos aficionados arousanos mantienen los ensayos por videoconferencia o empiezan a estudiar los textos de sus futuros espectáculos con la esperanza de actuar en 2021

Adaptación de “O enfermo imaxinario”, a cargo de la compañía Clámide, antes de la pandemia. | / IÑAKI ABELLA

Fátima Rey. | // NOÉ PARGA

Como a tantos otros, la pandemia cogió desprevenidos a los grupos de teatro aficionados. En Paradela, estaban a punto de representar la Semana Santa más ambiciosa y cuidada de los últimos años; en Cambados, los actores de Caracol pulían los últimos detalles de una obra que representarían ante casi 2.000 alumnos de la comarca a finales de marzo... Meses después, las compañías no profesionales siguen en gran medida paradas. “Llevamos sin vernos desde el primer confinamiento”, sostiene Manuel Solla, que dirige los grupos Alecrín (de Ribadumia), Aturuxo (de Baión), y los dos del Aula Municipal de A Illa. “En los grupos hay gente mayor y tenemos miedo a que alguien pueda contagiarse. Además, mientras estén vigentes las restricciones a la movilidad no se puede quedar”.

Pero no todos los grupos se han resignado a esperar a que escampe. El propio Manuel Solla explica que el grupo juvenil del aula de A Illa sí está trabajando, aunque no con la intensidad previa al inicio de la pandemia. “Cuando se declaró el primer estado de alarma nos cogió con una obra ya muy adelantada. Lógicamente, tuvimos que parar todo y esperar. Pero al ver que pasaba el tiempo y que la situación no mejoraba, hemos decidido ensayar por videoconferencia y hace un mes que empezamos”. Para ello, se citan los sábados por la mañana para repasar el texto y verse a través de una aplicación de videollamadas grupales.

Clámide, de Vilagarcía, también se resiste a vivir permanentemente con el telón echado. En verano intentaron infructuosamente sacar un par de obras, y en los últimos meses han hecho algunos talleres didácticos y tuvieron una función en el Curtas. Nada más.

Por ello, tienen ganas de volver, y la directora, Aida Rey Pazos, anuncia que en diciembre celebrarán una reunión para decidir el futuro inmediato del grupo. En su opinión, el COVID obligará a aparcar temporalmente los grandes espectáculos de hasta dos horas, y más de una docena de personajes sobre el escenario, y apostar en su lugar por piezas de poco más de media hora, con entre cuatro y cinco actores en cada una.

“Nuestra esperanza es volver a representar en auditorios después de Semana Santa, o como muy tarde en verano”, explica Aida Rey.

Caracol

En condiciones normales, a estas alturas del otoño Teatro Caracol ya habría iniciado sus ensayos en el salón de actos del instituto Francisco Asorey. Este año no han empezado, pero eso no significa que el grupo haya dado el curso por perdido. “El COVID no va a acabar con Teatro Caracol”, afirma con energía su directora, Olga González. De hecho, los actores ya tienen en sus casas el texto del espectáculo de este año. “Espero que lo estén estudiando”, añade con humor

El público principal de la veterana compañía cambadesa son los niños. Entre marzo y abril pasado iban a representar ante unos 2.000 “O circo caracolino”, una obra en la que hablaban de los desmanes de la banca, la integración de los discapacitados y la violencia de género. No fue posible por el estado de alarma, pero lo que hizo el grupo en cuanto se relajaron las restricciones fue grabar la función. La pasada semana se conmemoró el Día Internacional del Niño, y el grupo lo celebró enviando la grabación de la obra a los colegios que habían reservado fecha la primavera pasada y publicándola en Youtube.

“Nuestra intención es hacer obra este curso, y en cuanto podamos nos juntaremos para ensayar. Pero por ahora no hemos mandado las cartas a los colegios”, admite González, consciente de que intentar ahora predecir a seis meses vista unas fechas para representar una obra de teatro roza la adivinación.

Fátima Rey: “En el escenario tienes que confiar en que los demás actores se cuidan”

Además de dirigir varios grupos de aficionados, Fátima Rey está al frente de una compañía profesional, Tatana Teatro. Recuerda con deleitación las dos funciones que tuvieron el pasado octubre. “Fue un gustazo, porque ya teníamos mono de actuar”. Sobre los ensayos, explica que se hacen en grupos pequeños y con mascarilla. Pero, ¿qué ocurre durante las representaciones? En ese momento, comparten escenario varios actores, y ninguno de ellos se tapa la boca, por lo que el riesgo de contraer el coronavirus se dispara. Para Fátima Rey, la clave es que, “una cosa es andar con cuidado, y otra con miedo”. “Al actuar, no nos queda más remedio que tener una confianza total y absoluta en que nuestros compañeros se están cuidando”. Tatana Teatro también ha cambiado completamente su programación. Al igual que Clámide, están convencidos de que ahora hay que apostar por los espectáculos de media hora o tres cuartos de hora como máximo. Tienen 20 montajes en preparación, y ya han empezado a trabajar en ellos a través de videollamadas grupales. El pontevedrés Manuel Solla también tiene un grupo profesional, Expresión Producións. Como en el caso anterior, siguen ensayando pese a que no sobran las oportunidades de trabajo a corto plazo. “La mayoría de las actuaciones que teníamos contratadas nos las han cancelado”. En la preparación de los espectáculos, usan permanentemente el cubrebocas y trabajan a distancia. Ya sobre el escenario, en ocasiones se modifica ligeramente el montaje para que los intérpretes no estén demasiado pegados.

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