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Papá Noel se queda sin bicis

Las bicicletas son uno de los regalos preferidos de Navidad, pero conseguir una este año será una misión muy complicada

Gustavo Bernández, ayer en su tienda de bicicletas de Vilagarcía. | // IÑAKI ABELLA

Durante el confinamiento de primavera, en pocos días se vendieron casi todas las cintas de correr, rodillos y bicicletas de spinning que había en el país. Ni siquiera era posible encontrar uno de estos artículos en el armario infinito que es internet, salvo que el consumidor estuviese dispuesto a pagar un dineral. Ahora está sucediendo algo parecido con las bicicletas.

Las bicis son uno de los regalos estrella de la Navidad, pero cuando los padres o abuelos acuden a una tienda este año, reciben una respuesta que los deja desencajados: es muy probable que el comercio no se la pueda conseguir hasta bien entrado 2021. “Hay una falta muy grande de stock”, explica Rocío Louzán, propietaria de Moto Bazar, y presidenta de la asociación de comerciantes de Vilagarcía.

Algunas marcas ya avisan a las tiendas de que no podrán servirles determinadas encargas antes de mayo o junio del año que viene. “Estamos en un momento en el que el consumidor tendrá que adaptarse a lo que encuentre en el comercio”, afirma a su vez Gustavo Bernárdez, dueño de Catro Cumes, otra tienda de bicicletas de Vilagarcía.

Los problemas de stock tienen su origen en el COVID-19, pero confluyen una serie de factores. De un lado, al inicio de la pandemia muchas fábricas optaron por reducir la producción, por temor a cogerse los dedos en un eventual escenario social y económico negrísimo. Por el otro, con la desescalada se desató una auténtica fiebre por los deportes individuales al aire libre, y las ventas de bicicletas se dispararon. “Hay fábricas que aumentaron las ventas entre un 400 y un 500 por ciento”, desvela Bernárdez.

En tercer lugar, la falta de bicicletas con las que sorprender a los niños la mañana de Navidad o de Reyes también es un síntoma más del raquitismo industrial español. Incluso las marcas nacionales importan la mayor parte de sus componentes, y la pandemia ha cortocircuitado en gran medida las transacciones comerciales entre países.

Así las cosas, lo que están haciendo ahora los comercios cuando entra alguien preguntándoles por una bicicleta para Navidad es anotarles en una lista y pedirles que esperen unos días, para saber qué material les mandarán finalmente los almacenes. “Yo ahora mismo solo reservo si me lo confirma antes la fábrica, porque en estas fechas no puedes entregar tarde un envío”, apunta Louzán.

Sin componentes

La demanda de artículos relacionados con la práctica deportiva individual se disparó con la desescalada. Muchos optaron por comprar bicicletas nuevas, mientras otros prefirieron desempolvar las que tenían medio olvidadas en el trastero. En consecuencia, aumentó de forma considerable la demanda de componentes -cadenas, platos, neumáticos-, tanto para montar bicicletas nuevas como para reparar las viejas.

Hoy, la falta de compontentes debido al embudo que se ha producido con las importaciones del extranjero, explica en gran medida la falta de disponibilidad de velocípedos en el mercado. Eso sí, Gustavo Bernárdez matiza que los mayores problemas de existencias se dan en los modelos más económicos, ya que también fueron los más demandados en la oleada del verano. “Hay mayor disponibilidad con los modelos por encima de los 1.000 o los 1.200 euros”, añade el gerente de Catro Cumes.

“Este año vendimos muchísimo más. Hubo un momento en que estábamos vendiendo bicicletas para toda España. En la desescalada, había días en que encendía el teléfono y me encontraba con 50 mensajes en el WhatsApp de gente preguntándome por una bicicleta. Esto no había pasado nunca en la vida”, prosigue Bernárdez.

La situación también repercute negativamente en el taller cuando necesitan alguna pieza de recambio. “Lo que antes llegaba de un día para otro, ahora tarda una semana, o más”.

También los patinetes

Rocío Louzán considera que las dificultades que están teniendo Papá Noel y los Reyes para encontrar bicicletas son un síntoma más de que, “España tiene una dependencia excesiva de la producción industrial exterior”, y afirma que no solo afecta a los vehículos convencionales, sino también a los eléctricos o los patinetes. “Tengo reservada una bicicleta eléctrica y la fábrica ya me ha avisado de que no me la servirá hasta febrero. Pero faltan muchas más cosas, hasta las cámaras de los patinetes eléctricos”.

La dueña de Moto Bazar cuenta a modo de anécdota que el pasado verano, “tuvimos que esperar tres meses por una bicicleta que me habían pedido para una Comunión, cuando otro año estaría aquí de un día para otro o como muy tarde en dos días”. Por ello, admite que el sector está capeando mucho mejor que otros el temporal del coronavirus. “Vendemos más y también reparamos más. En ese sentido no nos podemos quejar”. El lado amargo de la situación es tener que decirle no a los clientes.

Gustavo Bernárdez, sin embargo, observa el futuro con una preocupación enorme, pues teme que la crisis económica que ya está asomándose en el horizonte corte de raíz el consumo en España. “Era mejor vender menos y durante más meses, en vez de mucho en dos meses y después nada”.

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